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Expertos de León recelan de una COP28 «más económica que científica»

A la espera de los resultados. Catedráticos de Física de la Atmósfera, de Ecología, de Ingeniería Forestal de la ULE y el director de la Estación Biológica de Doñana, opinan sobre el desarrollo de la COP28. Todos defienden la necesidad de escuchar a la ciencia para tomar las medidas económicas y políticas para revertir los efectos del cambio climático.

Participantes hablan en una sala plenaria durante la Conferencia de las Naciones Unidas. MARTIN DIVISEK

León

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José Luis Sánchez, catedrático de Física de la Atmósfera de la Universidad de León (ULE), es uno de los científicos que firman el informe técnico de 900 páginas que se ha debatido en la COP28 celebrada en Dubái. «Existe un panel mundial de expertos que hacen estudios sobre la evolución climática. Alguien debería haberse leído esas 900 páginas, pero la cumbre es una reunión de políticos, no de técnicos». En el informe están las conclusiones científicas del catedrático leonés sobre las tormentas de granizo. «Cada vez hay menos caída de granizo de pequeño y más del grande, lo que perjudica a los cultivos y causa daños en los vehículos, viviendas, infraestructuras y agricultura. Para explicarlo de una manera sencilla, como cada vez hay más energía en la atmósfera, el granizo que cae es más grande».

El panel mundial de expertos elabora informes con la evolución del clima en los últimos cien años. «Se han visto cambios clarísimos en la temperatura en el 98% del planeta, que afecta a las precipitaciones, la nueve y las danas o gotas frías, y se nota también porque hay más energía en la atmósfera». Superar los 1,5º de la temperatura que había en la época preindustrial, de la que ya se ha alcanzado 1,2º «tendría una repercusión directa en la provincia de León, que significaría que la cota para que la nieve se mantengan es de 200 metros más arriba, y eso es una barbaridad». Una realidad con efecto directo en las estaciones de esquí y la capacidad que tienen la montaña de conservar la nieve. «Nunca antes en la historia de la Tierra se habían producido cambios tan rápido y la causa son las emisiones. Probablemente hay una causa natural a la que hay que añadir la población enorme que hay en el planeta».

Para Sánchez, en las cumbres del clima se habla de acuerdos políticos y económicos «que además se van cumpliendo muy lentamente». «Europa está invirtiendo mucho en frenar en CO2, que permanece cincuenta años activo en la atmósfera. Es decir, aunque ahora se tomen decisiones drásticas, los efectos permanecerán cincuenta años más. Yo invertiría en los impactos del calentamiento, en mejores infraestructuras, embalses, en una mejor gestión del agua. Los riesgos no se pueden poner en los libros y no actuar a la velocidad adecuada».

Juego de intereses

El catedrático de Ecología de la ULE jubilado, Estanislao de Luis Calabuig, es uno de los 45 expertos que participó en el primer informe sobre el cambio climático que se presentó en España en el año 2005. «Está más que probado que hay un impacto serio y las pautas que se toman son casi las mismas cumbre tras cumbre. Los intereses sociales, ambientales y económicos no coinciden. La economía tiene mucho poder y esta cumbre se ha desarrollado en pleno corazón de los productores de petróleo. Las noticias que llegan hasta ahora es que ni quieren oír hablar de reducir y mucho menos acabar con los combustibles fósiles. Cumbre tras cumbre entablan una especie de juego de ajedrez con cientos de cuadros y partidas que no acaban nunca. La historia de las cumbres ha sido siempre así. Las intenciones eran buenas, pero en esta tampoco eso».

El director de la Estación Biológica de Doñana, el leonés Eloy Revilla, califica de «enorme reto para la humanidad» los resultados que salgan de la cumbre «ya que nuestro futuro depende de lo que se acuerde allí. Cuanto más ambicioso se sea más fácil será la adaptación a las nuevas condiciones ambientales que nos va a tocar vivir a nosotros y especialmente a nuestros hijos». Para Revilla «el hecho de que no tengamos ambición suficiente para establecer porcentajes de reducción de consumo de combustibles fósiles y fechas concretas para alcanzar esos objetivos es una mala noticia. Seguimos sin ser conscientes del cambio que nos viene encima, mucho más intenso que empezar a recortar ya a recortar el consumo de carbón, petróleo y gas».

El catedrático de Ingeniería Agroforestal de la Universidad de León, Alfonso Fernández Mando, cree «complicada» una negociación de la que no espera grandes avances. «Hay que tomar medidas complejas. Ni los países saben exactamente la repercusión que va a tener la financiación y el abandono de los combustibles fósiles. El informe de los científicos exige medidas a corto plazo. Las cumbres son anuales y se van haciendo pequeños avances». Destaca que en ese proceso de abandono de los combustibles fósiles hay países que se niegan. «China es el principal emisor de CO2, con centrales térmicas en expansión, que aquí ya hemos abandonado. Además están todos los lobbies del petróleo. Estados Unidos, salvo California, apenas tiene medidas, y cambiar el modelo económico es complejo». Para Fernández Mando los desequilibrios socioeconómicos retrasan los acuerdos. «Las velocidades de los países no son las mismas, ni tampoco dentro de un mismo país. Es fácil para las clases altas adquirir un coche eléctrico, que no pueden permitir las que tienen menos recursos económicos. Habría que dar ayudas».

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