El desánimo se apodera de una cumbre que cierra a la desesperada
Las últimas negociaciones de la COP28 se producen de madrugada a puerta cerrada mientras algunas delegaciones como Reino Unido abandonan ya Dubái
José Selfis, maletas, fotos de grupo y algún que otro «hasta pronto». La Expo 2020, lugar que acoge la COP28, es una mezcla de despedidas, cansancio y apatía. Las calles y pasillos hasta hace nada eran escenarios de presentaciones, propuestas e ilusión, ahora han dejado paso al silencio que solo se rompe por algún directo de televisión o porque un delegado de algún país sale de una reunión y, de repente, se ve rodeado de varios periodistas a la caza de una información. «Seguimos trabajando», es lo único que se consigue sonsacar del hermetismo de estas negociaciones.
La actividad ahora se centra en tan solo dos pabellones de los más de 90 con los que cuenta el recinto ferial dubaití. Lo hace en la zona norte, ahí se encuentran los plenarios y las salas de reuniones flanqueadas por personas de seguridad. «Va a ser una noche larga», apuntaron varias fuentes a este periódico. «Se está negociando un paquete completo y no solo el Balance Mundial, el presidente quiere que incluya adaptación, mitigación y financiación», añade un observador presente en las reuniones.
Según fuentes de la organización, «el presidente quiere escuchar a todas las partes y que se tengan en cuenta sus opiniones». La anterior propuesta, conocida en la tarde del lunes, generó un importante descontento en la mayoría de los países al no dejar por escrito la eliminación gradual de los combustibles fósiles. «Decepcionante» o «inaceptable» fueron algunos de los calificativos al primer borrador del Balance Mundial presentado por la presidencia. La Unión Europea, con Teresa Ribera, vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a la cabeza, fue la más beligerante.
Partida de ajedrez
«Sabíamos que iba a tener posiciones polarizadas, pero no conocíamos las líneas rojas de las partes», destacó el director general de la COP28, Majid Al Suwaidi. «Ahora las conocemos», añadió. Sin embargo, en este movimiento de piezas sobre el tablero de la COP28 se puede provocar un terremoto nunca visto. El primer aviso lo dio en la madrugada del lunes al martes el ministro de Medioambiente de Irlanda, Eamon Ryan, que aseguró ante RTE, la cadena pública irlandesa, que «Europa abandonará las conversaciones sobre el clima si no se modifica el borrador del acuerdo COP28». No es la primera vez que el bloque comunitario realiza esta amenaza, el año pasado en Sharm el-Sheij (Egipto) Frans Timmermans, ahora exvicepresidente Ejecutivo de la Comisión Europea para el Pacto Verde Europeo, apuntó en la misma dirección ante la inacción de la presidencia egipcia en las últimas horas de la COP27.
Pero ya hay muchos países que se han levantado de la mesa de negociación, pero lo han hecho forzadas por su situación geográfica o económica. A última hora de la tarde de este martes, algunas delegaciones de estados insulares en desarrollo, africanas y también latinoamericanas dejaban la Expo 2020 con sus maletas y su futuro por decidir. «No podemos apoyar un texto que es nuestro certificado de defunción», advirtió Cedric Schuster de Samoa, presidente de la Alianza de Pequeños Estados Insulares. «No podemos firmar un texto que no contenga compromisos sólidos sobre la eliminación gradual de los combustibles fósiles», añadió.
Tampoco estará sobre la mesa de negociación el secretario de Estado de Reino Unido para el Cambio Climático, Graham Stuart, que ha vuelto a Londres para participar en la votación de la ley que impulsa la deportación de inmigrantes a Ruanda.