Felampa, la voz de las familias en la escuela: "No hay renovación. Hace falta más gente en las Ampas"
- El movimiento asociativo de padres y madres involucrados en la educación pública necesita más participación - La presidenta y la tesorera de la Felampa explican en este reportaje el trabajo que se hace para apoyar a las familias
Ochenta asociaciones de padres y madres de los colegios e institutos públicos de León están representados en la Felampa (federación de asociaciones). Diana González Pellitero es la presidenta de esta comunidad del ámbito educativo desde hace dos años. En la junta directiva de la federación está también Lucía Piñeiro García, tesorera, y Pablo Martínez García, secretario.
Los tres se han involucrado in extremis en una labor para la atención y asesoramiento a las Ampas (asociaciones de Padres y Madres), gestión y seguimiento de las reivindicaciones de las familia, el asesoramiento a las juntas directivas de las asociaciones, el funcionamiento interno, la organización de actividades, información sobre normativa y subvenciones así como elaboración de estatutos participación en las fiestas de la escuela, envío de circulares con información de interés para las familias, organización de jornadas y conferencias, asesoramiento y apoyo organizativo.
«Llevamos mucho tiempo en el movimiento asociativo, pero cada vez hay menos gente que puede involucrarse en un trabajo voluntario porque necesita dedicación y con los trabajos y la atención de los hijos queda poco tiempo. A eso hay que sumar que los estatutos no permiten que las familias estén en las Ampas si los hijos acaban la escolarización, así que nos encontramos con poca gente que pueda hacer este trabajo y si nosotros no dábamos el paso corría el riesgo de desaparecer», asegura la presidenta.
El movimiento asociativo de padres y madres involucrados en la toma de decisiones, reivindicaciones, desarrollo, bienestar educativo y mejora del funcionamiento de las escuelas y los institutos públicos creció exponencialmente en los años 80. Las Ampas son la representación formal de las familias en los centros educativos públicos, una línea de participación colectiva a la que están asociadas en León 5.000 familias.
En la fotografía para este reportaje de equipos ‘en la sombra’ posan Diana González y Lucía Piñero. El secretario, Pablo Martínez, no pudo desplazarse desde La Bañeza a León por motivos laborales.
Los horarios laborales, el cuidado de los hijos y la falta de tiempo es lo no sólo deja sin una de las patas fundamentales la fotografía de este reportaje, sino que también es la causa que frena ahora el trabajo de la Felampa, que ha tenido que bajar el ritmo de talleres, jornadas y actividades por falta de familias que se involucren en el trabajo. «Atendemos a lo importante».
La Felampa ha pasado de los siete miembros que integraban la junta directiva hace dos años, a los tres actuales. «Uno no puede asistir por enfermedad y otros por trabajo y falta de tiempo. Intentamos trabajar desde casa siempre que podemos, porque el volumen de trabajo es el mismo. Nos centramos en llegar a lo más importante, aunque las jornadas y actividades se han ralentizado desde el mes de septiembre», destaca Lucía Piñeiro.
La junta directiva tiene previsto convocar la asamblea anual en el mes de febrero o marzo. «Abordaremos la necesidad de que entre más gente, necesitamos que más familias participen en la Felampa para seguir con el ritmo de trabajo que necesita la federación».
Diana González destaca el esfuerzo de la junta directiva para mantener la actividad que exigen las familias asociadas. «Mantenemos las mismas actividades, pero hemos tenido que priorizar las más importantes. No hay renovación. Nosotras nos metimos para que no se cerrara la Felampa, pero han cambiado nuestros horarios laborales y tenemos hijos pequeños, lo mismo que le ocurre a la mayoría de las familias. Hacemos todo lo posible». Diana recuerda que no es la primera vez que tienen problemas para renovar la junta directiva. «Hace unos años estuvo funcionando sólo con dos personas».
Pese a que las Ampas son un vehículo de participación colectiva, cada vez son menos las familias que se involucran por diferentes motivos. «Se han cerrado muchas. En estos dos años hemos conseguido que no se cierren cinco, que no tenían personas voluntarias para mantenerse y siguen activas gracias a que intervenimos y los apoyamos. Sin embargo, eso mismo no lo hemos conseguido con la Felampa todavía. Sospecho que a este paso desaparecerán muchas Ampas, la gente tiene miedo a involucrase por falta de tiempo».
Pablo Martínez García es el secretario. Acaba de incorporarse a la Ampa del Colegio Público El Teleno de La Bañeza. «Llevo solo este año porque hay que intervenir en más ámbitos educativos que no son sólo los de la ciudad. Y estoy en la Felampa , por echar una mano, porque cada vez hay menos gente que quiere participar».
Y es mucho el trabajo que hay que sacar adelante. La prioridad es la atender lo más importante. La Felampa recibe las propuestas de las familias a través de las distintas Ampas de los colegios e institutos. «Recopilamos toda esa información por correo electrónico, por wasaps o por llamadas telefónicas, o bien bajo cita previa.
Las quejas
La mayoría de las preocupaciones de las familias están relacionadas con la alimentación y el estado de los centros educativos. «Ahora estamos preparando con las Ampas las comisiones de comedor y de transporte. «La aparición de los gusanos en la comida que sirvió Serunión en algunos colegios de León provocó una cascada de denuncias de los padres y madres». Las larvas de gusanos aparecieron en la comida que se sirvió en cinco colegios de León en 2014, aunque sólo se sirvió en tres centros, por lo que la Junta sancionó a la empresa con 21.000 euros, aunque mantiene la contrata con la empresa, sin que desde entonces se hayan detectado incidencias en los menús.
«Sin embargo, las noticias recientes de que la comida servida por esta empresa en colegios de La Rioja estaba en mal estado ha vuelto a poner en alerta a las familias de los colegios de la provincia de León. De momento, aquí no se ha vuelto a detectar nada, pero las familias no están tranquilas porque es la misma empresa».
Diana y Lucía apoyan las peticiones de las familias, que no entienden por qué si los colegios tienen instalaciones de cocinas, se prepare la comida fuera del centro. «Costaría menos dinero hacerlo en los colegios y la comida sería de más calidad. La cantidad y la calidad de las comidas es de lo que más se quejan las familias».
Otro motivo de queja y que preocupa a los padres y madres es que no se sustituyan a los profesores «a su debido tiempo».
Las quejas por el mal estado de las instalaciones de los centros educativos se suman por cientos. «En los catorce años que llevo en el movimiento asociativo en educación la mayoría de las quejas son prácticamente por las mismas causas. Una vez que tenemos todas las quejas pedimos una reunión con la dirección provincial de Educación. En las comisiones del comedor, por ejemplo, están la Dirección Provincial de Educación, la empresa Serunión y la Felampa».
Lo que sorprende a esta junta directiva son las pocas quejas de las familias por acoso. «Hay alguna, pero no muchas. Las familias y los colegios lo suelen llevar con discreción. Las direcciones de los colegios suelen negar que los casos sean bullying, que son cosas de niños. Al final, los padres acaban cambiando a sus hijos de colegio. Siempre tiene que cambiar de centro el acosado».
De lo que no hay ninguna queja de las familias es de la diversidad y la convivencia de niños y niñas inmigrantes en los colegios. «Los centros con un más niños y niñas inmigrantes saben solucionar de manera ejemplar los conflictos y tienen menos problemas que otros centros educativos. Los conflictos entre el alumnado están provocados por la masificación, más que por el origen y la procedencia de los estudiantes».