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Homenaje a Europa en un libro póstumo

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Fernando García de Cortázar (Bilbao, 4 de septiembre de 1942-Madrid, 3 de julio de 2022).

Publicado por
León

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En Érase una vez Europa (Espasa), escrito en colaboración con Eduardo Torrilla, el historiador vasco, fallecido en julio del año pasado, tributa un homenaje a los hombres que postularon una conciencia humanista del Viejo Continente. El libro comienza con el retrato de Joseph Conrad en el Congo de diciembre de 1890 y termina con el derrumbe del Muro de Berlín en noviembre de 1989, así como el consiguiente desmoronamiento del Telón de Acero. Los dos acontecimientos resumen a la perfección las pulsiones que forjaron el sueño y la pesadilla europeos: el espíritu tolerante y justo, de un lado, y la tentación sangrienta y tiránica, de otra.

La presentación del ensayo en el aula magna del Icade, en Madrid, se convirtió en un homenaje al historiador y jesuita vasco, un hombre que, como dijo su colega y amigo Juan Pablo Fusi, estaba dominado por la «preocupación nacional y el patriotismo cultural», un elemento este del que, si se carece, llega a ser un drama, pues es como estar desprovisto de derechos civiles. Para Fusi, el libro contiene todas las virtudes del historiador: «la belleza de la prosa, las citas cultas y una tesis transcendente».

García de Cortázar y Torrilla mantienen la idea de que Europa se levanta sobre monstruos. La censura, las cruzadas, el mal sueño del imperialismo y el nacionalismo exasperado jalonan la historia de Europa. La utopía de un continente unido intenta dejar atrás los espectros de dictaduras y atrocidades que han provocado un estremecedor desfile de muertos. Si esto es incontestable, no menos cierto es que el humanismo, la filosofía, la democracia, los derechos humanos están esculpidas en las lenguas de de Sófocles, Cicerón, San Mateo, Francisco de Vitoria, Voltaire, Churchill y Margarete Buber-Neumann, entre otros muchos. Eduardo Torrilla sostuvo que su amigo y maestro tenía una particular visión de la historia. Para García de Cortázar, el hombre que carece de unos rudimentos básicos sobre la historia está «incapacitado para entender el mundo». «Fernando detestaba los fanatismos de toda clase. Cultivaba la pasión por la literatura y su universo cabía en una biblioteca. No recuerdo almuerzo que no acabara en una visita a una librería. Era historia y literatura, alegría de vivir, patriotismo ilustrado, esperanza y fe. En suma, era un español de nacimiento, de lengua y hasta de profesión y oficio».

García de Cortázar escudriña en esta original biografía de Europa las luces y sombras de un vasto territorio, al tiempo que glosa a sus héroes, aquellas personas que, en las horas más difíciles, comprendieron que la única civilización posible es la que une al ser humano contra la barbarie y la guerra. Nerón y Domiciano, Calvino, Robespierre, Leopoldo II, Stalin, Hitler, Milosevic y su fe en el derecho histórico serbio de someter a otros pueblos de los Balcanes transitan por las páginas del libro. Y es que Europa ha hecho fermentar las más abominables aberraciones, pero también ha alumbrado las ideas y principios que han permitido pensar, plantar cara y vencer a esos monstruos. A decir de Torrilla, «Fernando no era pesimista. Le preocupaban la supervivencia de los nacionalismos, los populismos y lo que llamaba la hoguera de los necios», que identificaba con la inclinación cada vez más tentadora de incurrir en el revisionismo histórico.

El historiador murió a los 80 años, a los pocos días de haber revisado los quince primeros capítulos del libro..