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Benítez ha publicado 67 libros y tiene otros 30 pendientes de publicación

Publicado por
León

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antonio dopacio

El escritor e investigador Juan José Benítez lanza su última obra Las guerras de Yavé, en la que, tras más de 50 años de trabajo, compara los relatos del Antiguo Testamento bíblico con algunos efectos del fenómeno ovni, llegando a unas conclusiones impactantes…

— ¿Qué material ha utilizado para realizar esta obra?.

—He consultado la Biblia hebrea (24 libros), la protestante (66 libros) y la católica (73 volúmenes), además de a numerosos expertos en arqueología y otras disciplinas.

—¿Cuál ha sido el objeto de esas consultas?.

—Comparar el fenómeno ovni, del que soy investigador desde hace más de 51 años, con los relatos del Antiguo Testamento. También quiero decir que siempre escribo con el máximo respeto de las creencias de los demás y, por ello, también tengo derecho a mostrar en mis libros las mías propias.

— ¿Se pueden comparar objetos volantes no identificados y el Antiguo Testamento?.

—Para mí el Antiguo Testamento es uno de los mejores libros de ovnis del mundo. Carros de fuego, cilindros de humo por el desierto del Sinaí guiando a los shasus, que no a los judíos… Ese es prácticamente el objeto de estudio que hacemos en la ufología, con la diferencia de que nosotros sabemos que son objetos voladores y, en aquellos otros tiempos no, atribuyéndolos a «la gloria de Yavé».

—¿Qué entendería entonces usted por «la gloria de Yavé»?.

—Para mí esta «gloria de Yavé» podría haber sido una nave inmensa, muy iluminada, que convertía la noche en día y guiaba con los «carros de fuego» a esas gentes en el peregrinaje.

—¿Por qué sale a la luz su obra ahora, en pleno conflicto palestino-israelí?.

—El libro está escrito y entregado en 2021, pero curiosamente se publica el 12 de octubre de este año, justo cuando llevaban unos días de plena confrontación. ¿Por qué salir en esa fecha? No lo sé, pero desde luego… yo no creo en casualidades.

—¿Cuánto tiempo le ha llevado hacer este estudio tan exhaustivo?.

—Prácticamente toda una vida, porque cuando comencé a estudiar los fenómenos ovni, allá por la década de 1970, como he comentado, ya me introduje en los relatos de la Biblia porque veía que había cosas que no me cuadraban.

— ¿Y ahora lo ha constatado?.

—Las conclusiones tras este trabajo son demoledoras. Básicamente he llegado a la conclusión de que Yavé, el dios de las escrituras, no era dios, sino un grupo de seres, venidos de otros lugares del universo, con una tecnología impresionante, que se encontraron con personas manipulables y les inculcaron una religión y unos valores porque les interesaba. Además, no descarto que tuvieran alguna participación en la evolución genética del género humano.

— ¿Cómo surge entonces, según su opinión, el pueblo hebreo?.

—Según datos recabados por arqueólogos y otros científicos, aquellos individuos que salieron de Egipto hace aproximadamente 3.300 años, cuando se produjo el gran éxodo, eran una amalgama de nómadas, pastores y bandoleros, que se habían asentado y trabajaban para los egipcios, pero no eran esclavos ni eran judíos. Los llamaban los «shasus» y es a ellos a los que saca de la zona Moisés, en un peregrinaje de 40 años.

—¿Qué ocurrió después?.

—En esa larga marcha es donde se forma un estado nacional, y se les inculca el término judío, se les aporta una religión, la mosaica, que tampoco tenían, y estas 600.000 personas —según dicen los textos bíblicos—, conducidos por Moisés y con la ayuda de las gentes de Yavé, su equipo, su civilización, quitaron y robaron sus tierras a los pobladores de la zona, que estaba compuesta por unas treinta etnias conocidas, en el territorio de lo que ahora conocemos más o menos por Israel.

—Entonces les despojaban de la tierra a la fuerza…

—Este Yavé o grupo de seres de tecnología avanzadísima, los pasaban a cuchillo. Me he tomado la molestia de recabar, a través de los hechos de la Biblia, la cantidad de muertos provocados directa o indirectamente por Yavé y son más de un millón.

—Usted plantea en el libro la hipótesis de que esta civilización de la que habla, alrededor de Yavé, ya hizo otro intento por crear un pueblo elegido y una religión monoteísta…

—Creo que lo intentaron en la época del faraón Akenatón, unos 80 o 90 años antes de Moisés, cuando este monarca quiso promover un dios único, según aparece en los escritos, pero no prosperó.

—Usted también postula que todo podría ser para generar un pueblo, una localización física para otro momento importante…

—Sí, creo que esta civilización o civilizaciones alrededor del nombre de Yavé lo que pretendía era generar una localización y una religión monoteísta para la aparición del Hijo del Hombre, Jesús de Nazaret. Quizás si hubiera funcionado lo de Akenatón, Jesús hubiera sido egipcio…

—Lo que dice es muy impactante.

—Sí, tengo claro que es libro más peligroso de los que he escrito porque sé, por experiencia, que hay personas que en lo relativo a este tema, no perdonan.

—Esto entraría en contradicción con ese «dios azul», como usted le menciona, que aparece en sus libros de la saga «Caballo de Troya»…

—Totalmente. El dios que describo en Caballo de Troya es un dios que no roba a nadie, que no mata a nadie, que no esclaviza, que no es machista…y Yavé no es así, sino lo contrario. La conclusión es sencilla, Yavé no era un dios.

—¿Entonces, quien cree que escribió la Biblia?.

—Es muy interesante la pregunta y la Biblia, el Antiguo Testamento, sobretodo, fue escrito por esta civilización o civilizaciones que estuvieron en contacto con Moisés. ¿Por qué? Porque en los libros del Pentateuco existen mensajes encriptados apasionantes donde se anuncian acontecimientos que iban a suceder muchísimos años después. Por lo tanto, Moisés no pudo escribir el Pentateuco y tuvieron que ser estos seres.

—La fenomenología ovni está dando mucho de sí, ¿cree que en algún momento los gobiernos abrirán los expedientes de este tipo a los ciudadanos?.

—Lo dudo muchísimo porque afectaría a la hegemonía de la clase militar. Si ellos reconocen que existen unas civilizaciones no humanas que violan los espacios aéreos constantemente y que son superiores técnicamente a nosotros, los contribuyentes podrían decir, ¿para qué les pagamos si no nos pueden defender?.