LA REALIDAD DE LOS NIÑOS PERDIDOS

Maru, madre soltera de Emanuel, un pequeño de 7 años, trabaja como camarera en una jornada extenuante que se prolonga de lunes a domingo, ambos inclusive, y con un sueldo (970 euros) que no le da para llenar la nevera, encender la calefacción ni mucho menos para llegar a fin de mes. «Gracias a Dios tengo personas que me ayudan», dice. Para poder cubrir sus necesidades básicas, esta mujer de 47 años recibe un pequeño complemento que le permite llegar al salario mínimo (1.090 euros, y paga 700 de alquiler), la ayuda de Redes, una cooperativa social de Madrid, y de la Asociación de Madres Solteras, que se encarga de llevar al niño a campamentos de fines de semana ante la imposibilidad de Maru de ocuparse de él. «El sábado y el domingo que él está en casa y que necesita de mí, no se lo puedo dar porque estoy fuera desde las doce del mediodía a la una de la madrugada. Y eso duele mucho. La gente me dice que me busque un trabajo de lunes a viernes, pero ni es tan fácil, ni basta para llegar a fin de mes». Maru es una de las protagonistas del documental ‘No es un juego de niños’, que profundiza en la pobreza infantil, un problema cronificado en España, donde afecta a casi el 28% de los niños y adolescentes residentes en nuestro país, más de dos millones y medio de menores de 18 años. Se trata de un drama social de enorme calado que nos sitúa a la cola de la Unión Europea, sólo por detrás de Rumanía y Bulgaria, países con un PIB muy inferior al español.

«Seguimos con esta mentalidad de asociar la pobreza muy extrema a la desnutrición o la mendicidad en la calle, pero hay otra pobreza de la que no hablamos que es la falta de oportunidades y de recursos. No nos damos cuenta del impacto que esto tiene en los niños. No somos conscientes de la cantidad de niños que viven en desigualdad en España y cómo esa situación les afecta a su día a día y a su futuro», esgrime Ricardo Ibarra, director de la Plataforma de la Infancia.

Para hacer visible la pobreza infantil en España, los periodistas que han elaborado ‘No es un juego de niños’ han recogido los testimonios de Maru (las familias monoparentales como la suya y la de padres extranjeros tienen tres veces más de posibilidades de sufrir pobreza infantil), así como de un nutrido grupo de expertos que combaten esta lacra desde primera fila. Entre los que aportan sus reflexiones aparecen Ernesto Gasco, alto comisionado del Gobierno para la lucha contra la pobreza infantil entre 2020 y 2023; Andrés Conde, director general de Save The Children; Sara Arias, educadora social y responsable de programas en Redes; Gabriel González-Bueno, especialista en políticas de infancia de Unicef; Carlos Chana, responsable de Infancia en Cruz Roja; y Sira Rego, la nueva ministra de Juventud e Infancia.

Un problema social «grave»

¿Qué está fallando para que la cuarta economía de la UE suspenda en pobreza infantil? Los expertos consultados coinciden en que España tiene un problema social «muy grave» y que hay que poner el foco en el empleo («hay personas pobres con trabajo», como recuerda Sara Arias), pero también en cubrir necesidades sociales básicas ligadas a la vivienda, la alimentación, la salud y la educación, «fundamentales para el desarrollo y el bienestar de los niños y niñas», subrayan. Las previsiones resultan poco alentadoras e indican que el 80% de los niños que hoy viven bajo pobreza infantil van a seguir siendo pobres cuando sean adultos. De alguna forma, la pobreza se hereda. Para vencer esa endiablada dinámica, España se ha propuesto rebajar la tasa de pobreza infantil del actual 27,8% al 20% de aquí a 2030 para homologarnos a la media europea. Y gobiernos, empresas y ONGs han puesto en marcha programas para superar esta lacra. Uno de ellos es el impulsado por la Fundación ‘’la Caixa’’ bajo el nombre CaixaProinfancia, que desde 2007 atiende anualmente a más de 62.000 niños y niñas con la ayuda de más de 400 entidades sociales, entre ellas Redes, la cooperativa de Sara Arias. El programa trata de romper el círculo de la pobreza hereditaria en las familias con pocos recursos mediante un apoyo integral que abarca desde la atención alimentaria, el refuerzo escolar, la asistencia médica y psicológica o el tiempo de ocio de los menores.

Precisamente un reciente estudio coordinado por el Alto Comisionado e impulsado por la Fundación ‘’la Caixa’’ cifra en 63.000 millones de euros el impacto anual de la pobreza infantil en España, el 5% del PIB. «Abordar y trabajar en reducir esa pobreza no solo beneficiaría a los niños y niñas sino también al conjunto del país», valora el alto comisionado. «No puede ser que los niños y niñas se hayan convertido en un factor de pobreza para las familias. Tener hijos no puede estar castigado», señala el experto en infancia de Unicef. Su homólogo de Cruz Roja pide un «gran» debate público para abordar este fenómeno, y la ministra Rego «ponerlo en la agenda política! Y entretanto Maru pide solo un deseo: «Que mi hijo pueda ser en el futuro un adulto independiente».