«No existe el gen del suicidio ni tampoco hay pastillas contra el mismo»

Marino Pérez Álvarez es psicólogo Especialista en Psicología Clínica, catedrático de Psicología de la Universidad de Oviedo (hasta septiembre de 2022) y miembro de la Academia de Psicología de España. Participa este sábado, junto a Susana Al-Halabi y Vicente Martín Pérez en el curso sobre el suicidio que se desarrolla en la Facultad de Educación de León.

—¿En qué va a centrar su intervención en este curso teórico-práctico?

—La centraré en mostrar que el suicidio no es solo cosa de salud mental sino del sentido de la vida que ofrece la sociedad en cada época y la nuestra es una época de crisis existencial (soledad, sociedad líquida, individuos flotantes).

—¿Cómo debe abordar el problema del suicidio una sociedad así?

—Como es bien sabido, el suicidio es una realidad compleja que requiere de más enfoques que el clínico psiquiátrico-psicológico, como el sociológico, antropológico y filosófico. El plan de prevención quizá está demasiado centrado en la salud mental. Probablemente, más suicidios de los que se cree no responden a trastornos mentales, esa es una explicación socorrida y cómoda para la sociedad. No existe el gen del suicidio o algo así ni tampoco hay pastillas contra el suicidio.

—¿Se están dando los pasos adecuados para contar un Plan Nacional de Prevención del Suicidio después de la creación del 024?

—El plan de prevención es un avance, siquiera fuera por la preocupación social que implica y la disposición de ayudas inmediatas en tiempo real como la línea 024 de atención a la conducta suicida. Pero quizá está demasiado centrado en la salud mental y así por ejemplo esa preocupación por detectar ‘ideas suicidas’ tiene su ambivalencia, si bien puede ser una forma de detección para una ayuda temprana, también puede suponer lo que se llama ‘un encendido social’ que lleve a sobredimensionar ideas o pensamientos que acaso no eran nada relevantes hasta que un esperado clínico pregunta por ello.

—¿Qué aspectos prioritarios debe incorporar este plan?

—Ante todo, y aunque esto parezca paradójico, ser comedido con sus prestaciones no fuera el propio plan a sensibilizar en el sentido de ‘encender’ más pensamiento y preocupaciones sobre todo en niños, adolescentes y jóvenes, que a apagar y prevenir. El suicidio es una acto individual, íntimo y personal, pero tiene un origen social, y entonces la sociología es tan o más prioritaria que la psiquiatría. Recuérdese el importante estudio sociológico del suicidio de Emil Durkheim de 1897, quizá más clarificador que un enfoque psiquiátrico. Por su parte, la psicología tiene enfoque social y contextual que la hace más relevante y menos `iatrogénica` que la psiquiatría.