La muerte dormida de la reina Isabel II
l Un libro de Robert Hardman relata su última hora
íñigo gurruchaga
La reina Isabel II murió en su sueño y sin padecimientos. Su secretario privado, sir Edward Young, escribió la escueta anotación de lo ocurrido para el archivo documental del Estado. «Dougie Glass entra a las 3.25. Muy pacífico. Dormida. Se escurre. Vejez. La muerte debe registrarse en Escocia. Estamos de acuerdo en las 3.10. No se habrá enterado de nada. Sin dolor».
El doctor Glass, que ejerce su profesión en el centro de salud de la localidad de Ballater, la más próxima a la mansión de Balmoral, no fue el único que llegó con retraso al fallecimiento. El entonces príncipe de Gales, Carlos -hoy en el trono-, fue por la mañana a la residencia de verano de su madre y regresó a la suya, Birkhall, a unos 16 kilómetros de distancia, donde el aviso de su hermana le pilló recogiendo setas.
El libro Charles III New King. New Court. The Inside Story (Carlos III, Nuevo Rey, Nueva Corte, La Historia Interna), de Robert Hardman, cronista de la reina en el diario Daily Mail, recoge toda esta historia real. La reina más longeva de la historia británica había dado muestras de agotamiento en los días anteriores. Había prolongado su estancia en la mansión familiar de Escocia con la intención de dejar un buen recuerdo a sus nietos y biznietos, pero los enredos políticos en Westminster le obligaban a viajar a Londres para cumplir su papel protocolario en el cambio de Gobierno. Al final de agosto decidió que no podía ir a Londres. Tras recibir, el 6 de septiembre de 2022, la dimisión del primer ministro, Boris Johnson, y confirmar a Liz Truss como su sucesora, disfrutó del canal que televisa carreras de caballos viendo la victoria de su potranca Love Affairs (asuntos de amor).
Pero luego expresó a su círculo inmediato el deseo de cenar sola. En la mañana del día 7 les dijo que pasaría la jornada en la cama, algo muy extraño en la vida cotidiana de la reina. Y que en la tarde presidiría por vídeo la reunión del Consejo Privado, un ente en el que la monarquía sella las leyes o confirma nombramientos. El doctor Glass la visitó. Estaban en ese momento su hija, Ana, su modista y confidente, Angela Kelly, su dama de compañía, un sacerdote y un ayudante militar. Isabel II renunció a participar en la reunión del Consejo.
En Charles III New King. New Court. The Inside Story (Carlos III, Nuevo Rey, Nueva Corte, La Historia Interna), Robert Hardman ofrece esos fragmentos sobre el fallecimiento de Isabel II. Son los mismos que han reproducido los medios británicos este fin de semana, junto a los rasgos y eventos de la corona del rey Carlos. Aunque padecía múltiples problemas de salud a sus 96 años, su familia, médicos y círculo próximo habían visto antes recuperaciones sorprendentes.
dos cartas selladas
Según Hardman, la expectativa en la mañana del 8 de septiembre es que muriese en uno o dos días, no en cuestión de horas. Así llegó el turno de Carlos III, que rechazaba leer los planes de los cortesanos sobre regencias reversibles o parciales mientras viviese su madre. En la mesa del dormitorio estaba depositada la última caja roja; la red box que miembros de la Casa Real y del Gobierno reciben diariamente y cuyo contenido deben tanto leer como anotar.
Isabel II había dejado la caja para que fuese recogida por su secretario. En el interior había dos cartas selladas, una para su hijo Carlos y otra para el secretario.
También figuraba el documento de nombramiento de tres nuevos miembros de la Orden del Mérito, condecoración que tienen en cada momento solo 24 personas.