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Londres se llena de peluches adorables

La exposición ‘Cute’ reúne la obra de una cincuentena de artistas, objetos históricos y una zona dedicada a la amigable gata Hello Kitty creada por Yuko Shimizu hace 50 años

Una joven se hace un selfie en la exposición con la Hello Kitty de protagonista. JUDITH MORA

Publicado por
EFE

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Suaves peluches, dulces gatitos y lindos personajes de la literatura o los videojuegos se exponen en una muestra en Londres que explora cómo la cultura de lo adorable (‘cute’, en inglés), que puede ser tan entrañable como siniestra, se expande a ritmo vertiginoso en el mundo actual. ‘Cute’, presentada este miércoles a la prensa, reúne la obra de una cincuentena de artistas, objetos históricos y una zona dedicada a la amigable gata Hello Kitty, creada por la japonesa Yuko Shimizu hace justo 50 años.

Para celebrar este aniversario, la marca Sanrio, responsable también de ‘monadas’ como Chococat o Cinnamoroll, patrocina parte de la exposición, que anima abiertamente a los visitantes a colgar fotos encantadoras en las redes sociales.

Armadura frente al mundo

Con esa vocación de hacerse viral, Somerset House invitó a la inauguración de la muestra, que abrirá al público entre el jueves y el 14 de abril, a varias influentes apasionadas de lo ‘kawaii’, el movimiento surgido en Tokio por una feminidad deliciosa e inocente.

Ruby Jameson, una estudiante de genética de 18 años, asiste acompañada de varias colegas, todas ataviadas con elaborados vestidos de muñeca o accesorios inspirados en figuras de fantasía como Pokémon o del manga y el anime nipón.

«Vestirme así me hace sentir segura, es mi armadura frente al mundo», declaró a EFE Jameson, que llevaba un conjunto a cuadros blancos y rojos, zapatos rojos de charol con calcetines largos y una envolvente chaqueta blanca.

Pese a la ternura que pueden inspirar los grandes ojos de un felino o lo atractivo que es para algunos un mundo rosa lleno de peluches, la cultura de lo ‘cute’ «tiene también un lado oscuro, enervante e incluso divisorio», reconoció la comisaria de la muestra, Claire Catterall. Con cinco secciones y varias instalaciones interactivas, la exposición trata de desvelar el poder de esta estética «moralmente ambigua y a veces paradójica», que al tiempo que da consuelo en un mundo hostil «puede cambiarlo y subvertir la norma».

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