José María Eiros | Catedrático de Microbiología y director del Centro Nacional de la Gripe
El microbiólogo clínico que escudriña los virus
José María Eiros: «Con la vigilancia vemos más bronquiolitis en adultos»
El microbiólogo clínico José María Eiros ofreció este miércoles la conferencia Virus respitatorio sincitial: sospechoso habitual en infecciones respiratorias en El Albéitar de la Universidad de León invitado por la Academia de Ciencias Veterinarias de Castilla y León.
—¿Qué está pasando este invierno con los virus que hay tantas infecciones?
—Nosotros no hablamos de invierno, hablamos de temporada de vigilancia, que convencionalmente con el virus de la gripe se hace del 1 de octubre del pasado año al 31 de marzo del año consecutivo. Por lo tanto, ahora estamos en un periodo de seis meses en los que en el hemisferio norte se vigila la actividad de los virus respiratorios. Lo que pasa ahora, y eso es una aportación buena de la pandemia, es que se ha extendido el diagnóstico virológico específico a ámbitos que antes no podíamos llevar.
—¿A qué ámbitos?
—Al ámbito de la Atención Primaria, de las urgencias, de la hospitalización y de la UCI. Con esa visión, España se ha dotado de un sistema d vigilancia de infecciones respiratorias en la que Castilla y León es pionera, como lo fue la red de médicos centinelas, que nos permite evaluar la circulación del virus respiratorio sincitial y de sus linajes A y B, de los virus de la gripe, tanto A como B, porque el C se ve esporádicamente y el Sars-Cov-2. También podemos documentar la actividad de otros virus respiratorios.
—¿Cómo se realiza este seguimiento?
—Con una triple actividad. Los médicos clínicos y los pediatras valoran pacientes que tienen una sintomatología determinada, que puede ser de vías altas o de vías bajas. Solicitan a la red asistencial que los catorce servicios de microbiología documenten la existencia de actividad por virus respiratorio. La Dirección General de Salud Pública, a través del servicio de Epidemiología, procesa los datos que se generan en la actividad diagnóstica y establece cómo es la actividad y tiene un complemento que, en nuestro caso, es el Centro Nacional de la Gripe, de los tres que reconoce la Organización Mundial de la Salud, que está en Valladolid. La actividad de nuestro centro se vuelca en las labores de vigilancia.
—¿Desde cuándo se hace en Castilla y León este control tan exhaustivo de la circulación de estos virus?
—Teníamos una red de médicos centinelas que tiene ya 35 años y el sistema vigila va muy ligado al origen de la pandemia. Se inició en 2017 en España, coordinado por el Instituto de Salud Carlos III a través del Centro Nacional de Epidemiología que procesa los datos que se generan por parte de los microbiólogos del país. Una parte positiva de la pandemia es que ha extendido la cultural del diagnóstico microbiológico. Todas las comunidades autónomas tienen centro que monitorizan la actividad de los virus.
—Parece que esta temporada los virus son más agresivos, han contagiado a mucha gente.
—No. Es fruto de la educación sanitaria y la información de la sociedad. Nosotros ya sabíamos hace tres décadas que el virus sincitial respiratorio circulaba en nuestro medio, pero teníamos centrada la atención en el ámbito pediátrico. Desde siempre, los pediatras conocen que hay un anticuerpo monoclonal histórico que podían dar a los niños prematuros que tenían complicaciones e ingresaban en las unidades de cuidados neonatales. La bronquiolitis obedece a la infección en la que más prevalece el virus sincitial, aunque hay otros virus que pueden causarla, pero tienen poca incidencia. Los pediatras y los padres saben que el virus circula en niños, pero gracias a esa vigilancia extendida y general hemos comprobado que en pacientes adultos el virus sincitial también circula y además complica a las personas mayores que tienen algunas enfermedades de base, como las patologías respiratorias crónicas, enfisemas pulmonares, patologías cardiacas crónicas, diabetes mal controladas o insuficiencias renales. El virus respiratorio sincitial provoca complicaciones respiratorias y a otros niveles del organismo que hacen que los pacientes ingresen o que puedan fallecer. Los modelos de evaluación económica deben llevarnos a saber cuánto pesa la enfermedad en el contexto asistencial.
—¿Hay datos económicos?
—No, hay estimaciones que cifran en 17.800 las hospitalizaciones en España y unos 1.800 fallecimientos. Estos datos necesitan ser comprobados. En la medida en la que vamos teniendo más bases de datos, con los modelos de inteligencia artificial podremos saber el peso de esta infección. Los adultos no tienen en nuestro país la tradición de vacunarse que sí tiene el calendario infantil. Sí la tienen algunos pacientes con enfermedades de base o por circunstancias, como las embarazadas o los que viajan a países exóticos que tienen que ponerse las vacunas que les exigen. Lo ideal es tener el calendario del adulto, que ya lo ha hecho el ministerio, pero a veces es poco conocido. Se conoce bien en el ámbito de la medicina preventiva, de las sociedades de prevención de riesgos laborales, pero en el ámbito del ejercicio profesional global no tiene suficiente difusión.
—Castilla y León ha incorporado este año la ‘vacuna’ contra la bronquiolitis para menores de seis meses. ¿Habría que vacunar también a los adultos?
—No es una ‘vacuna’. Lo que se ha introducido es un anticuerpo monoclonal, una inmunoprofilaxis activa. Una vacuna es otra cosa. Una profilaxis monoclonal es dar anticuerpos que van dirigidos a bloquear el virus. Una vacuna es inducir al sistema inmunitario a que produzca sus propios anticuerpos para combatir el virus.
—¿Habría que poner este anticuerpo también a los adultos?
—Buena pregunta. No lo sé. Probablemente no. Igual en algunas circunstancias en pacientes oncológicos el anticuerpo puede solucionar un problema. Lo hicimos en el covid y tenemos experiencia. Pero lo que realmente habría que hacer es una evaluación económica para saber cuánto cuesta asistir estas hospitalizaciones y cuánto nos costaría inmunizar a esa población para prevenir. El virus sincitial respiratorio tiene una prevención que funciona muy bien por lo que sabemos. Son datos preliminares, pero los niños que han recibido la inmunización han sufrido muy pocas bronquiolitis.
—¿Entonces ahora está afectando más a los adultos que a los bebés?
—Tenemos la intuición de que en los niños muy pequeños la infección está relativamente controlada, los niños de dos años todavía se infectan porque no han sido subsidiarios de la inmunización, y en los adultos el virus circula.
—Este año además ha coincidido el virus sincitial, la gripe, el covid, un cóctel explosivo.
—En nuestro criterio, las personas que conocemos los virus, sabemos que dos epidemias de gripe nunca han sido iguales, fuera de la pandemia, los virus han coexistido con los de la gripe. Los virus gripales han recuperado su protagonismo con una actividad similar a otras temporadas. Esta no ha sido la más intensa. Y el virus sincital respiratorio, que clásicamente era un heraldo de la gripe, que anticipaba en su actividad lo que luego era una epidemia invernal de gripe, evoluciona en otoño a una actividad más intensa y ahora mismo no circula mucho.
—¿Qué protagonismo tiene el virus sincitial entre los virus respitarios?
—Comparte protagonismo con los virus de la gripe A, H1N1, aunque también estamos viendo H2N2, y con el covid en menor medida.
—Los virus son un enemigo mortal. ¿Cree que alguna vez se conseguirá acabar con ellos?
—Creo que no.
—Algunos son más fuertes que las bacterias.
—Depende de las bacterias. El mundo de la infección es muy dinámico y en la medida en que vivimos y vamos enfermando siempre pagamos un peaje, el que sea, a la infección, que es una de las complicaciones que en el mundo sanitario se valora por fuerza debido a los procedimientos médicos, quirúrgicos, oncológicos. Hay mucha más cultura, en general, de infecciones bacterianas, pero no cabe duda de que los virus están ahí. En el contexto de los veterinarios, el estudio de los océanos y la biología tienen mucho peso. Nosotros vemos los virus que afectan al ser humano, pero muchos de los virus que nos afectan son zoonóticos. De esto sabe mucho más el profesor Ferri. Ahí está el SARS-CoV-2, un virus zoonótico modelo donde los haya.
—¿Cuál es el virus al que usted más teme?
—Al virus deconocido. Los virus para los que ya tenemos capacidad diagnóstica ya no nos dan miedo. Nos dan respeto, pero podemos diagnosticarlos. Siempre hay enfermedades infecciosas víricas graves que no somos capaces de diagnosticar porque no tenemos herramientas.
—Porque además hay virus que no tienen tratamiento.
—Hay muchos antivirales desarrollados como los del virus de la inmunodeficiencia humana, el virus del sida, que tiene un tratamiento, los virus de las hepatitis C o B, el virus de la gripe tiene ya cuatro familias de antivirales. También hay vacunas muy eficientes, como las del virus del papiloma humano, los rotavirus de la gastroenteritis...hay fármacos y terapias antivirales y vacunas.
—¿Al covid ya le podemos perder el miedo o hay que mirarlo con recelo todavía?
—Creo que en la medida en que somos capaces de secuenciar el genoma, de ir conociendo las nuevas variantes y de ir actualizando las vacunas, lo único que tenemos que hacer es promover la adherencia vacunal en las personas que son subsidiarias de vacunas. Es lo mejor que puede pasar porque tenemos capacidad diagnóstica y eso nos da una tremenda serenidad. Siempre hay que vigilar. Los virólogos somos muy útiles, no tanto en medicina, que lo somos, como en el mundo animal, por eso hay que reconocer a la Academia de Veterinaria y a los veterinarios, zoólogos, etólogos y biólogos. Es importante que trabajemos juntos en red para lograr una sola salud. Debemos incorporar a las Facultades de Veterinaria y a las de Medicina profesionales interdisciplinares porque aportan conocimientos conjuntos. Nosotros trabajamos muy de cerca con los veterinarios y estamos muy orgullosos de que sea así porque nos permite conocer mundos que nosotros no explorábamos antes.