García Porrero, cardiólogo: «El sexo ayuda a sanar un corazón infartado»
El cardiólogo leonés desmonta mitos y tabúes y defiende los beneficios de las relaciones sexuales
El sexo repara el corazón. Así lo demuestran los últimos avances científicos. En contra de la creencia extendida de que las personas que han sufrido alguna enfermedad cardiaca debían de reducir su actividad sexual, la ciencia desmonta un mito erróneo y, como ya ocurrió hace años con la recomendación del ejercicio físico, los cardiólogos aconsejan a los pacientes cardiópatas que mantengan relaciones sexuales para recuperar los tejidos dañados del corazón.
El cardiólogo del Hospital de León, Esteban García Porrero , inicia una serie de conferencias en la provincia de León centradas en la educación sexual del paciente cardiópata adulto dentro del programa ‘El paciente experto’ de la Asociación Leonesa de Prevención Cardiaca. «Las personas tienen derecho a la educación sexual también en la edad adulta, porque se mantienen muchos tabúes y conceptos erróneos que hay que aclarar y desmitificar y los sanitarios somos los encargados de educar en este sentido».
En las charlas, García Porrero habla de los beneficios de las caricias, la masturbación y de las relaciones sexuales que resulten placenteras no sólo para la salud en general sino específicamente para la cardiaca. «A la oxitocina se le llama ahora la hormona del amor y del sexo porque tiene efectos saludables para los pacientes que tienen una enfermedad cardiaca. Los estudios realizados en animales demuestran que esta hormona puede ayudar a reparar el tejido cardiaco después de haber sufrido un infarto».
Esta relación entre la regeneración del corazón y ‘la hormona del amor’ fue publicada en Frontiers in Cell and Developmental Biology por un equipo de la Universidad Estatal de Michigan (MSU, en EE UU).
En los estudios se utilizaron peces cebra y cultivos de células humanas. Los científicos descubrieron cómo la oxitocina era capaz de estimular a las células madre de la capa externa del corazón (epicardio) para migrar hacia su capa media (miocardio) y allí desarrollarse en cardiomiocitos, células musculares que generan las contracciones cardíacas, o incluso células vasculares.
Información
«La educación sexual debe basarse en la evidencia científica y desmonta tabúes»
Porrero destaca que el aumento de la oxitocina hace que se reduzca la presión sanguínea, la inflación y los radicales libres. «Afecta al nervio vago, que baja desde el cerebro al abdomen y cubre el sistema parasimpático, que es el encargado de la relación y la disminución de las pulsaciones cardiacas. Es el componente principal del sistema nervioso parasimpático y está directamente implicado con nuestra capacidad de relajación, descanso y recuperación, la regulación de la frecuencia cardiaca y la respiración. Comunica con el cuerpo para relajar, liberando oxitocina o prolactina, que nos ayudan a calmarnos. La oxitocina es una hormona cardioprotectora que activa el tono vagal».
Las relaciones sexuales suelen reducirse en la edad adulta por múltiples factores. Porrero destaca que la falta de una pareja especialmente después de los 75 años, la carencia de privacidad, dado que a menudo viven en residencias o con familiares, la limitación de su autonomía, la dependencia del entorno o la dificultad física para mantener relaciones sexuales. «Con la edad hay cambios generales en la respuesta sexual humana, pero no todos han de considerarse negativos y sin solución. Lo que sucede es que la desinformación y la ignorancia sobre la propia sexualidad son más comunes de lo que se cree. Y no sólo en esta etapa de la vida, aunque es en ésta donde se hace más necesario cambiar de actitud y rescatar la bondad de la sexualidad de los mayores, reivindicándola como un derecho que mejora calidad de vida. Para ello, tenemos que favorecer una serie de transformaciones en el plano social y personal. También encontramos problemas de disfunción sexual en la gente más joven porque la sexualidad depende más de la edad biológica que de la edad física».
Desinformación
Lo que sí suelen tener en común las personas de más edad «es la desinformación». Porrero destaca que «hay más ignorancia de lo que lo se cree, y no por ser personas mayores tienen más conocimiento e información sexual».
El cardiólogo defiende «el común derecho» para mantener una sana sexualidad que, además, «mejora el corazón» y apuesta por la «transformación» de los pacientes adultos «para adquirir los conocimientos necesarios para una sexualidad placentera». Destaca, por ejemplo, «la bondad de la masturbación o de cualquier forma de actividad sexual placentera». «Hay mujeres y hombres que llevan toda una vida en pareja y no saben dónde están los puntos más placenteros. La masturbación es la estimulación sexual de los propios genitales para la excitación sexual u otro tipo de placer sexual, generalmente hasta el punto del orgasmo, y la masturbación mutua en pareja puede ser utilizada como una forma de sexo sin penetración».
En la edad adulta
«Las dificultades surgen después de los 75 años por la ausencia de pareja y la falta de privacidad
«Aunque la sexualidad ‘socialmente permitida’ sea la vinculada a la reproducción y desde las profesiones sanitarias se haya centrado la educación sexual en estos aspectos (lo que en definitiva se ha llevado a las aulas), su función es mucho más amplia y de carácter multidisciplinar, pues consiste en un proceso de educación permanente, orientado hacia el conocimiento de uno mismo como ser sexuado en todas sus dimensiones (biológica, psicológica, relacional, ético-moral, cultural y de ocio), de forma que contribuya al reto permanente del ser humano de alcanzar la felicidad, así como al propósito de la OMS de conseguir el bienestar pleno, en relación a la salud sexual y general de las personas».
La educación sexual de calidad debe ser integral y basada en la evidencia científica, «que desmonta mitos, tabúes, conceptos erróneos y falacias».
Las patologías más comunes en la edad adulta dificultan encontrar una buena postura para mantener una relación sexual. «En las posiciones en que la mujer está arriba, favorecen la estimulación del clítoris. Ello permite que el orgasmo llegue más rápida y fácilmente, y por ende, ambos alcanzan más placer al tener sexo. La ‘cucharita’ consideran como una de las mejores posturas; dado que no es necesario esforzarse demasiado en el plano físico».
Las charlas están pensadas para educar en salud sexual a las personas mayores que tienen problemas de corazón.