Tradiciones
La capitana de la Guardia Civil Lourdes Ramírez, toma el mando en León
La Águeda de Honor reivindica "la valentía de todas las leonesas", desde la reina Urraca a las labradoras, desde las directivas a las víctimas de violencia de género
La capitana de la Guardia Civil de León Lourdes Ramírez, Águeda de Honor 2024, reivindicó en el salón de plenos del Ayuntamiento de León el papel fundamental" que las mujeres leonesas "han desempeñado a lo largo del tiempo".
Desde la reina Urraca I de León hasta las labradoras, desde las que han mantenido el calor del hogar a las que han alcanzado puestos directivos en empresas e instituciones, la oficial de la Guardia Civil, la que mayor rango ha alcanzado en la Benemérita en León, subrayó la "importancia de las mujeres en nuestras vidas y comunidades".
"Cada mujer, desde la primera hasta la última, han contribuido a la esencia única de León, y hoy, en este Ayuntamiento, somos testigos de la diversidad y la fortaleza de las mujeres que han dejado su huella en nuestra cultura", subrayó.
Ramírez, comisionada por ascenso a capitán en el GRS número 6 de León, rescató la memoria de la patrona del acto, Santa Águeda, cuya festividad se celebra el 5 de febrero, como ejemplo para "ayudar a honrar la valentía de todas las mujeres que, a lo largo de la historia, han enfrentado desafíos con determinación".
Como guardia civil entregada al servicio ciudadano, se dirigió de modo especial a "esas mujeres, que viven presas del maltrato", a las que "creen que no tienen valor para salir de ese infierno, porque se sienten amenazadas, porque que les han hecho creer que no podrán mantenerse así mismas ni a sus hijos, que se culpabilizan, y que con el tiempo han quedado aisladas socialmente de sus familiares y amigos".
Mencionó también a las víctimas "que ya no confían en el sistema legal, a todas ellas les digo que son muy valientes, sí valientes de seguir adelante, y les digo que estamos aquí, hoy más que nunca, la sociedad en General y la Guardia Civil, entre otras muchas instituciones, para apoyarlas, para ayudarlas, con el deseo de que un día no vuelva a suceder más, que una mujer haya muerto a manos de su pareja".
Santa Águeda, mártir cristiana del siglo III resisitó a la persecución de Quintiliano y no renunció a su fe. Esta santa es represantada en la iconografía eclesiástica con los pechos en la mano, pues se cuenta que en su martirio le amputaron los simbólicos atributos femeninos.
Como colofón, reivindicó las Águedas como parte de la riqueza de la cultura leonesa para "que se siga luchando por mantenerla viva, poniendo en valor el trabajo de la Asociación que nos permite rememorar las costumbres leonesas con su indumentaria, sus bailes y su música".
El alcalde de León, José Antonio Diez, resaltó tras entregar el bastón de mando a la capitana Ramírez que, pese a los logros conseguidos, con dos décadas avanzadas del siglo XX, "queda aún un camino demasiado largo y penoso por caminar para que mujeres y hombres, hombres y mujeres tengamos el mismo punto de partida, los mismos derechos y obligaciones y, por supuesto, la misma relevancia en las sociedades del todo el mundo".
La Águeda Mayor 2024, María Dolores Sánchez, tomó el bastón de mando con una petición que ya había planteado su predecesora para que “la cultura tradicional leonesa se estudie desde la escuela”. “Hay un legado de tradiciones y cultura que tenemos la obligación de conservar y transmitir”, defendió.
En el acto estuvo arropada por el coronel jefe de la Guardia Civil de León, Julio Gutiérrez, y el comandante del GRS, a quien agradeció su presencia.
La fiesta de las Águedas como día en que las mujeres toman el bastón de mando tomó relevancia en los años 80 del siglo XX en La Bañeza a través de la Cofradía Penitencial de las Águedas de La Bañeza. En León retomó esta tradición la asociación cultural Águedas León y la costumbre se ha extendido a otros municipios como Villaquilambre.
Con gran tradición en otras poblaciones de Castilla y León, la de más de raigambre es la celebración de las Águedas de Zamarramala, en Segovia. El origen de la fiesta se encuentra en el año 1227, cuando los moros ocuparon el Alcázar de Segovia. Las mujeres de Zamarramala entretuvieron al enemigo con sus bailes mientras los hombres reconquistaban la fortaleza.
Desde entonces se conmemora aquella hazaña y la procesión se convierte en un auténtico desfile de danzas y música, que se enfervoriza cuando las Águedas salen a la entrada del pueblo para bailar mirando al Alcázar.