Luis Argüello, de cerebro en la sombra a presidente de los obispos
El arzobispo de Madrid, José Cobo, sale elegido vicepresidente en la asamblea
Luis Argüello, el hombre que a partir de ahora lleva la batuta en la Conferencia Episcopal, es un perfecto conocedor de los engranajes de la jerarquía eclesiástica. Ha sido secretario general de la Conferencia Episcopal durante cuatro años, tiempo durante el cual mostró un talento singular para lidiar con la prensa. El mismo papa Francisco alabó sus virtudes dialécticas: «Cuando te jubiles tienes que venir a Roma para participar en el equipo de fútbol, porque gambeteas [regateas] muy bien a los periodistas». De 70 años, el nuevo presidente del episcopado tendría que jubilarse al final de su mandato, dentro de cuatro años, y no podría postularse para un segundo periodo.
Argüello, tenido por un conservador, coqueteó con la izquierda de joven, meros «tonteos» que pronto abandonó. Colaboró con la Democracia Cristiana de Joaquín Ruiz Giménez antes de ingresar en el seminario y hasta llegó a cooperar en la candidatura municipal del PSOE de Valladolid cuando los socialistas cosecharon las primeras victorias electorales. En este sentido ha hecho un recorrido inverso al de muchos creyentes: sus convicciones políticas le inclinaron a comprometerse con la Iglesia. Partidario de que los católicos se impliquen activamente en la vida pública, se desenvuelve con soltura en los puestos de poder.
Contrario a la amnistía para los políticos independentistas (al menos si los beneficiarios no renuncian a la unilateralidad) y hostil a las leyes que ejercen una suerte de «ingeniería social» (ley trans, aborto, eutanasia y nuevas realidades familiares), Argüello fue la voz de la Iglesia que auguró que serían «cero o muy pocos» los casos de pederastia clerical, una postura que la jerarquía católica ha tenido que corregir a la luz de sus propios informes. En sus relaciones con el Gobierno de coalición, asegura que ha sido más fácil llegar a acuerdos en materia económica que en asuntos educativos y antropológicos.
Los nuevos presidente y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello y José Cobo, han salido este martes a saludar a representantes de víctimas en la Iglesia que desde ayer se concentran frente a la sede de la CEE, donde se celebra la 124 Asamblea Plenaria de los obispos. Según han señalado a Europa Press las víctimas, los prelados se han comprometido a a escucharles en un encuentro, aunque no se ha fijado una fecha. En el saludo conjunto a los periodistas tras su elección, Cobo ha asegurado que han «recogido» la protesta y ha recalcado la línea de «transparencia» que sigue la Iglesia. «También una línea que lleva la conferencia durante estos años, en todo lo que significa la transparencia, todo lo que significa cambiar también nuestra cultura y tener una voz de esperanza en nuestra cultura poniendo la centralidad de la víctima, no tanto los números ni los datos, sino la centralidad de cada víctima y la escucha de cada víctima», ha afirmado.
El obispo de León, el padre Luis Ángel de las Heras, ha sido reelegido en la CXXIV Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE) como presidente de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada para el cuatrienio 2024-2028. La elección de Mons. De las Heras se ha producido esta tarde en la primera votación, con 45 votos, y supone la renovación en esta responsabilidad que el prelado legionense ya había asumido en el pasado cuatrienio 2020-2024 tras la elección en la reunión CXV de la Asamblea Plenaria, el día 4 de marzo de 2020. La Comisión Episcopal para la Vida Consagrada es el órgano de la Conferencia Episcopal Española al servicio a las diócesis y a las demás instituciones eclesiásticas y de vida consagrada en cuanto concierne a la tutela de esta forma de vida en la Iglesia, en sus diversas manifestaciones: Institutos de vida consagrada, Sociedades de vida apostólica, vida eremita, vírgenes consagradas y las relativas asociaciones, nuevas formas de vida consagrada, asociaciones de fieles erigidas con el fin de convertirse en Institutos de vida consagrada o Sociedades de vida apostólica. Es competencia de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada la organización de las Jornadas Eclesiales de la Vida Consagrada (2 de febrero) y del día Pro Orantibus (domingo de la Santísima Trinidad).
Se mantienen reuniones periódicas con vicarios y delegados episcopales para la vida consagrada, así como con superiores y superioras de comunidades monásticas. Esta Comisión Episcopal mantiene encuentros con algunos representantes de las diversas formas de vida consagrada, cauce estable e institucional para el trabajo conjunto entre los Obispos y las diversas formas de consagración acreditadamente representadas en un foro o Comisión de Obispos y Superiores Mayores, que desarrolla el espíritu de comunión real mediante el estudio de los temas que afectan a las mutuae relationes. Finalmente, la Comisión evalúa el diálogo habido dentro de la Comisión de Obispos y Superiores Mayores, hace suyas las conclusiones que estime pertinentes y las eleva a los órganos superiores de la Conferencia si a ello hubiese lugar.