«Después de la pesadilla, Paca y yo estamos felices; ¡gracias!»
Salvador Armesto recuperó ayer su perra tras dos meses y medio de separación
Con lametazos, saltos y gemidos recibió Paca a Salvador Armesto a la puerta del Albergue de Animales Municipal, donde la mascota del artista sin hogar ha estado recluida durante más de dos meses. La perra, que llegaba de paseo con una pareja de voluntarios cuando fue a recogerla, volvía la cara como si tuviera miedo a no volver a verlo.
Armesto contenía la emoción, mientras le ponía el collar, el bozal y la correa preceptivos para que Paca esté en cualquier lugar público debido a su catologación como PPP. El hombre solo quería firmar los papeles y dejar atrás «la pesadilla». «Paca y yo estamos felices, damos las gracias a todas las personas que nos habéis ayudado», comentó. «A todas las personas del barrio que me han preguntado por Paca, a todos los que han firmado la petición que me hizo Saioa de Pedro para que la soltaran, a la abogada Rosa María Sánchez, al veterinario, al etólogo, a ti y al Diario de León... y a muchas personas que me han apoyado de una u otra forma».
La perra fue confiscada el 23 de diciembre por un decreto municipal del día 11 del mismo mes, alegando 22 incidencias entre 2020 y 2023. Tras el recurso de reposición y la vista del expediente, se ha destapado que hubo siete episodios de mordeduras «de intensidad leve», que eran una reacción defensiva de la perra hacia su dueño. El etólogo ha determinado que la perra no tiene patología agresiva. Otros factores a favor de la liberación de la perra han sido el vínculo con su dueño y la situación vulnerabilidad social y económica de Armesto, para quien la perra es su única familia. El artista callejero, conocido como el Señor de las Pompas, está convencido de que el episodio ha estado mediado por su situación de ocupa en una casa que pertenece al Sareb y «lo han hecho de la forma más guarra» y solicita que esta sociedad ejerza una labor social dando soluciones habitaciones a personas sin hogar.