La creadora leonesa del juego de mesa que triunfa en varios países
Carmen G. Giménez: "Después del éxito de 'Jerusalem' me planteo reivindicar en un juego la figura de María Magdalena"
Jerusalem Anno Domini es un juego de estrategia que tiene como escenario la última cena. Está doblemente nominado para alzarse con el premio a mejor juego de mesa del año 2023. Desde su lanzamiento hace un año ha vendido más de 30.000 ejemplares. Triunfa en viarios países. Los amantes de los juegos de mesa lo han calificado con un 3.08 puntos de dificultad en una clasificación en la que ningún juego está en el puesto 5, de máximo nivel. La leonesa Carmen G. Giménez, creadora del juego, es la única mujer en España que ha logrado colocar este año su creación en ese nivel de valoración. En próximas fechas se editará en Hungría, Japón, China y Alemania. Ahora lo adapta al curriculum de la Lomloe para que pueda ser utilizado por los profesores de religión en los colegios.
Carmen G. Giménez (León, 1969) es teóloga. Estudió en León en el colegio de la Josefinas y tras la separación de sus padres se trasladó con su madre a Huelva. Allí hizo la carrera de Teología y actualmente da clases de religión. «Todos los veranos voy a León a un pueblo de la Ribera del Órbigo. Allí tengo bastante relación con mucha gente de León».
—¿Ha viajado a Jerusalén?
—No. Claramente es una asignatura que tengo pendiente, pero ahora no es el mejor momento. He tenido otras ocasiones, pero siempre ha pasado algo para retrasarlo. Creo que el Señor me permitirá ir a Jerusalén.
—¿Por qué eligió la última cena como escenario para un juego de mesa?
—Tengo dos pasiones en mi vida. Una es Jesús de Nazaret. De la Teología, siempre me ha gustado la parte de la persona de Jesús. Creo que todo nace de su persona. Luego la Iglesia es otra cosa. Pero conocer a esta persona tan fascinante ayuda mucho. Y la segunda pasión son los juegos de mesa. Toda mi vida he sido jugona. Hasta hace diez años no me metí en la afición de los juegos de mesa modernos, que se caracterizan porque intentan tener el menos azar posible, hay que pensar las jugadas y las estrategias y utilizar bien todos los recursos. Al final de la pandemia pensé en mezclar mis dos pasiones, Jesús de Nazaret y los juegos. Supe siempre que quería hacer un juego y que el momento tenía que ser la última cena. A pesar de la gravedad de ese momento bíblico, es un acontecimiento lúdico, de personas que van a cenar juntos y se hacen revelaciones. El juego representa a un grupo de seguidores que vamos y queremos sentarnos al lado de Jesús y que en función de donde te sientes tienes más puntos. En los juegos de mesa hay que encajar muchas mecánicas, que sea fluido y nadie se quede atrás. Dura una hora y cuarto y tienes que tener siempre a la gente entretenida.
—Idear esas estrategias no es fácil. ¿Cuánto tiempo tardó en crear todo el organigrama del juego?
—Nueve meses intensos, pensando en el juego todo el día. Estaba dando clases y se me ocurría una cosa paraba para apuntarla. Todo el día de manera intensa, mañana, tarde y noche. Se diseña un prototipo con imágenes de internet, para imprimirlo y enseñarlo. No conocía nada del mundillo interno de los juegos de mesa y me enteré de que había un concurso de prototipos en Granada, el, Meeple Factory. Un meeple es lo que toda la vida hemos llamado un peón. Era el verano de 2021. Me fui a hacer ejercicios a Ávila y allí con la santa me inspiré para terminar el reglamento. En octubre de ese año envié el prototipo al concurso. De más de cien solicitantes eligieron a 21 para presentarlo. Fui mi juego y sorprendentemente gané. Valoraron las mecánicas y la originalidad de la temática. El premio era ir a otro concurso a Barcelona, el más importante a nivel nacional. Allí, los representantes de la editorial Devir se sentaron a jugar conmigo. Después me contaron que su intención era jugar para reírse, por la temática elegida, lo hicieron desde el cinismo. Cuando empezaron a jugar se dieron cuenta de que el juego les gustaba. Devir, a nivel de juegos de mesa, es como hablar del Planeta en libros. Al día siguiente me llamaron para firmar conmigo.
—¿Cuál es el objetivo del juego?
—Yo me imagino una última cena llena de mujeres también. No me cabe en la cabeza que Jesús viniera rodeado de mujeres todo el camino y ese día las dejara en la puerta. Como teóloga estoy convencida de que la mujer estaba. Representamos a una comunidad de seguidores por distintas ubicaciones como el desierto, el lago, el templo o el monte. Tienen que conseguir pan, piedra o pescado para entrar a la cena y compartirlos para elegir un mejor sitio. No todo el mundo puede estar al lado de Jesús Hay parábolas que tienes que escuchar y eso puntúa. Judas te da puntos negativos. Gana el que más puntos tenga. Hay otra acción importante, que es hacer un favor. Cada comunidad tiene ocho favores. En la comunidad de los juegos de mesa esta dinámica ha gustad mucho porque no está nada visto que una de las acciones sea hacer un favor. Lo normal es conseguir todo para uno mismo.
—¿Cómo van las ventas?
—Muy bien. No tengo datos exactos. Hemos estado en Alemania, Estados Unidos, México... La editorial vende sus productos en los países en los que tiene distribución, pero si algún país quiere publicarlo le compra la licencia. Mi juego va a salir próximamente en Hungría, Japón, China y Alemania. Se hizo una primera tirada de 15.000 juegos y se repitió una segunda y está a punto la tercera, así que más de 30.000 juegos, sin contar las licencias que se han vendido a otros países.
—Las mujeres son jugonas pero hay pocas que sean creadoras de juegos de mesa.
—Las mujeres creadoras tienen muy poco peso. Hay una página mundial donde están todos los juegos del mundo que también mide su complejidad. Los evalúa la comunidad que juega. El mío tiene, según la BGG (Board Game Geek), una complejidad de 3.08 en un ránking en el que 5 es lo máximo. No hay ningún juego de 5, yo he visto juegos con un 4.4. En ese nivel no hay ninguna autora en España, sólo yo. Sí hay autoras con juegos de menos duración, para niños. La mayoría de las mujeres de ese nivel están con parejas. Noto que cuando son parejas, a la mujer se la invisibiliza, siempre está en primer término el hombre.
—Su juego está nominado este año a dos premios.
—Estoy nominada al mejor juego de mesa en los Premios Tábula, que lo conforman los creadores de contenidos, y también en AP (Análisis Parálisis), que lo dan los jugadores. Se llama AP cuando un jugador tarda mucho en su turno porque está analizando todas las posibilidades.
—¿Para cuándo un juego con alguna temática de la historia de León?
—Tienes toda la razón, sería chulísimo porque hay tela ahí que cortar. Y hacer ilustraciones bonitas de las calles de algunas calles de León.
—¿Ya tiene pensado su próximo juego?
—Sí, pero no es de León, lamentablemente. Es sobre el cambio climático, por salirme del tema religioso. Pero a mí lo que me gusta, y ya lo estoy pensando, es un juego sobre María Magdalena.
—Una mujer poco y mal conocida.
—¡Cuántas mentiras se han contado sobre ella! Su imagen se ha desvirtuado porque el relato lo han contado los hombres. Me apetece mucho reivindicarla de manera lúdica y sana.
—¿Tiene más proyectos?
—Voy a muchos colegios que me han pedido que haga una adaptación del juego para el aula. Estoy adaptándolo al curriculum de la Lomloe para que lo usen los profesores de religión, con más jugadores y menos duración.