Siguen sin vincular cáncer y radiofrecuencia
El ‘Informe sobre radiofrecuencias y salud (2020-2022)’ realizado por el Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud concluye que no afectan ni a la salud, ni al sueño, ni a la fertilidad
A finales de la década de los 90 y en los primeros años del siglo XXI, una psicosis colectiva contra las antenas de telefonía recorrió las ciudades españolas. El epicentro del miedo fue el colegio García Quintana, en Valladolid, donde en un corto periodo de tiempo varios alumnos y trabajadores fueron diagnosticados de cáncer. La causa de la enfermedad, entonces, parecía evidente: las radiofrecuencias que emitían las antenas situadas en los alrededores del centro, en un momento en que la proliferación de los teléfonos móviles obligaba a la instalación de estos dispositivos. Un informe de la Junta de Castilla y León descartó que el origen de los cánceres estuviera en las antenas, pero el mensaje caló en la sociedad y decenas de estos repetidores fueron retirados. Aquellas discusiones también fueron el inicio de una amplia investigación científica que trataba de averiguar si existía alguna relación entre las radiofrecuencias y los problemas de salud. Y por ahora, no se ha encontrado ese vínculo, constatan los mejores estudios realizados en este tiempo, en el que se incluye el último de ellos, el Informe sobre radiofrecuencias y salud (2020-2022), realizado por el Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS).
«A los niveles habituales de exposición no existe evidencia de una posible relación entre los campos electromagnéticos de radiofrecuencia (CEM-RF) y sus efectos sobre la salud», destaca Alberto Nájera, director científico del CCARS. Esta entidad, formada por expertos de múltiples disciplinas (física, ingeniería, medicina, biología, biofísica y epidemiología), nació en 2005 para asesorar a las administraciones sobre los posibles efectos de las radiofrecuencias en la salud de la población.
El documento presentado este martes mantiene las mismas conclusiones que el anterior, que data de 2019, y subraya que «no hay evidencia de relación causa-efecto entre los gliomas (tumores en las células que se encuentran junto a las fibras nerviosas) u otros tipos de cáncer y los campos electromagnéticos de radiofrecuencia» ni en la fertilidad masculina y la testosterona. Tampoco se ha demostrado que exista una correlación en los problemas de sueño de los adolescentes, donde quizá tenga más influencia «el uso del móvil y las redes sociales hasta altas horas de la noche», subraya Nájera. «Pensar que las antenas telefónicas dispersan radiación nociva demuestra un claro desconocimiento de cómo funcionan los teléfonos en general», agrega este investigador.