Cornada de lobo
En pie de guerra
N os están alarmando para ponernos en prevención, ¡prevengan armas!, ¡más acero, es la guerra!... Valgan algunos titulares de puro desasosiego: « La Unión Europea plantea emitir eurobonus para financiar el rearme »; « Michel pide a los Veintisiete poner la economía europea en pie de guerra »; « Borrell: es hora de dar un salto adelante en la industria europea de defensa »; « Margarita Robles avisa a los españoles de una amenaza real y total de una guerra: hoy un misil balístico puede llegar de Rusia a España », como quien dice en vuelo charter Moscú-Marbella; « Kaja Kallas , primera ministra de Estonia: si Rusia gana esta guerra puede venir la III Mundial »... Están sonando tambores. Y redoblan. La industria de armamento lanza cuetes anunciando su verbena en las bolsas o prepara cohetes «Simal» de despanzurrar pueblos como los que alojará el cuartel astorgano de Santocildes con una inversión de más de 700 millones en los próximos años. Los fabrica un tándem empresarial español-israelí (al loro, palestino, tu nombre está en su ojiva).
Y en pie de guerra ya está Hermelinda, tan aterrada ella con lo que escupe cada día el telediario, aunque su pie lo está poniendo por ahora en el súper cada tres días. Va de acopio e intendencia: conservas, pasta, aceite, azúcar, carro de legumbres, leche en polvo, harina, chocolate, café, arroz... Piensa retacar su despensa hasta el techo. Ella ya supo lo que fue una posguerra en su infancia de piojera y resentimiento, mientras insiste a su hijo Román en que hay que hacer en la casa del pueblo bodega, horno, gallinero y conejeras por si hay que salir por patas cuando algún misil llegue a esta ciudad camino de Astorga o buscando la cuna de Margarita Robles. Y que vaya arando todo el jardín de atrás dejando orearse bien la tierra para que vuelva a ser el viejo huerto de los abuelos. Román desdramatiza: «mire, madre, que las guerras de ahora ya no son como las de antes»; y ella, remachando: «tú fíate, mira Ucrania, ya van por el tercer año, como aquí lo que empezó en el 36... ¡en pie de guerra, Romanín!... te lo están diciendo».