Cornada de lobo
Que lo talen a él
L o de ese tipo no puede tener perdón ni puede haber indulgencia para él en esta sala. ¿Qué pretendía metiéndole motosierra a los pies del tejo milenario de San Cristóbal de Valdueza , seña santa de la Tebaida berciana?, ¿qué perversa obsesión de tarado imbécil le llevó a querer troncharle la vida al anciano patriarca de nuestros árboles singulares?... Ese tejo, cuya edad se calcula en 1.600 años, vino sufriendo severas injurias y lesiones en agosto y noviembre pasados, reiteradas hace un mes cuando fue sorprendido un pucelano con una motosierra intentando troncharle las raíces. Ha sido investigado por la Guardia Civil, pero nada se dice de su identidad, edad o circunstancia, mientras la perplejidad y la rabia sacuden el ánimo de cualquiera al tratarse de todo un monumento vegetal, una pirámide arbolada más vieja y patrimonialmente no menos importante que cualquiera de nuestras catedrales. ¿Cómo es posible esa saña tan blasfema y gratuita?, ¿qué gloria perseguía este cretino de los cojones con su hazaña paranoica?... ¡Que lo talen a él!, ¡que le corten el badajillo y las pelotas!, ¡que le poden su única neurona malahostia de la que brota un vándalo descerebrado y prescindible!... No hay perdón.
Esta salvajada se parece demasiado a la del sicómoro centenario del milenario Muro de Adriano de Northtumberland, talado la noche del 28 de septiembre por un abencerraje mental. Lo serró y abatió. Era el árbol más fotografiado del Reino Unido y muy famoso tras salir en la película « Robin Hood, príncipe de los ladrones », de Kevin Costner. Poco después se identificó y detuvo al autor del arboricidio, un joven de 16 años, todo un madrugador joputa al que puedo ver como ídolo o referente del malévolo estúpido de nuestro tejo, emulándole en héroe aniquilador, aunque también hay que preguntarse si esa joya monumental vegetal de San Cristóbal está convenientemente protegida, pues si ya sufrió tres intentos, ¿no se está invitando a un cuarto?... y la paradoja: poca pena le caerá al canalla, se penaliza mucho más el maltratar a un hamster que acuchillar a este árbol sagrado.