Imágenes familiares en las redes que acaban en manos de pederastas
Un informe alerta de la sobreexposición de menores que aprovechan los pedófilos
Para combatir la violencia contra la infancia existen leyes de medidas de protección, de detección precoz, de asistencia, de reintegración de derechos vulnerados... Sin embargo, aún no existe un norma específica que prohíba la sobreexposición que sufren decenas de miles de menores en redes sociales. En los últimos años, ha crecido la necesidad de ajustar las medidas de protección de los más pequeños a la ‘fiebre’ de contenido en redes en la que se vive hoy en día. Algo que cada vez es más complicado, ya que existe una línea prácticamente inexistente entre lo que es totalmente inocente y lo que es susceptible de ser empleado de forma pervertida.
Segun el informe ‘Perfil del detenido por delitos relativos a la pornografía infantil’ elaborado por el Ministerio del Interior, el 72% de los agresores duales penados, es decir, pedófilos que además han abusado físicamente, poseían imágenes del tipo 0 en la escala CIESI en sus colecciones. El nivel 0 corresponde a imágenes no sexualizadas de niños procedentes de fuentes comerciales, familiares o legítimas. Es decir, son fotos cotidianas que mayoritariamente se publican por parte de padres o familiares sin ninguna intención maliciosa.
Ocho de cada diez niños ya tienen su rastro en Internet antes de cumplir los 6 meses, según una encuesta elaborada por la firma de seguridad informática AVG en 10 países, entre ellos, España. Este fenómeno de compartir contenido visual sobre los hijos en internet recibe el nombre de ‘sharenting’. A simple vista y para la mayoría de personas, este contenido no parece susceptible de ser ofensivo y mucho menos convertirse en impulsor de perversidades como es el abuso de menores. Sin embargo, dichas imágenes no sólo pueden ser consumidas por pederastas para uso personal, sino que puede darse el caso en el que sean utilizadas para llevar a cabo delitos de suplantación de identidad.
El problema muchas veces no queda sólo en un error por desconocimiento o imprudencia. Por sorprendente que pueda parecer se están destapando casos de progenitores que aprovechan esta circunstancia para lucrarse. Recientemente se ha viralizado un movimiento en TikTok para alertar de la actitud de una madre estadounidense, Jaqueline (@wren.eleanor), acusada de publicar vídeos susceptibles de malinterpretación de su hija de 4 años. Las recriminaciones se deben a varios motivos, entre ellos, el sospechoso aumento de ‘guardados’ (descargas por usuarios) en los vídeos que pueden ser malinterpretados respecto a los que no. Las dudas no son infundadas ya que en el buscador de la aplicación sale por defecto el nombre de la niña, junto a sugerencias como «eating a pickle» («comiendo un pepinillo»), «disturbing» («perturbador»), «scandalous outfits» («ropa escandalosa»), y otras del estilo. La cuenta tiene más de 17 millones de seguidores.
La normativa señala que TikTok exige un mínimo de 13 años para poder subir vídeos a la plataforma, pero esto no afecta a los cientos de padres y madres que a diario crean contenido dedicado casi exclusivamente a sus hijos desde sus propias cuentas, exponiendo a los menores de manera pública y, como apunta el ‘Perfil del detenido por delitos relativos a la pornografía infantil’, convirtiéndolos en posibles víctimas de sexualización infantil. Perfil del detenido Según este informe, en los hombres detenidos en España se pueden encontrar características distintivas que podrían ayudar a identificarlos. Por lo general, presentan sus primeros antecedentes al principio de su adultez media, son españoles, con empleos cualificados, solteros y sin hijos. Sólo una minoría posee un nivel de conocimientos informáticos avanzados y, casi un 75% difunden material pornográfico infantil, a pesar de que sólo a unos pocos se les considera distribuidores activos.
La mayoría del material incautado son imágenes de niñas prepúberes.