«Dejamos todo atrás para vivir nómadas»
La pareja leonesa Eduardo Parrado, de La Bañeza, y Rocío Calvo, de Requejo de la Vega, decidieron hace cinco años dejar atrás sus vidas estables. En los últimos 365 días han dormido en 150 lugares diferentes.
La pareja leonesa formada por el bañezano Eduardo Parrado Puente, de 31 años, funcionario en excedencia indefinida y con estudios de ingeniería informática, y Rocío Calvo Muñoz, de 32 años nacida en Requejo de la Vega y licenciada en Comercio y Marketing, decidieron hace cinco años abandonar la estabilidad y vivir nómadas en una furgoneta Camper. «Hace ya 5 años que dejamos todo atrás. Dejamos nuestros trabajos (él funcionario de carrera informático y ella trabajadora de la banca), dejamos nuestro piso de alquiler y nos lanzamos a vivir de manera nómada. No tenemos ni idea del futuro, de momento no tenemos fecha de caducidad».
Eduardo y Rocío acaban de salir de Afganistán y se han instalado en Irán. Con la furgoneta han recorrido 44 países, alguno más si se cuentan los destinos en avión—. «Hemos estado en sitios como Afganistán, Irán, Pakistán, la India, casi toda Europa, Rusia, los países bálticos, los Balcanes (Kosovo, Albania, Bosnia…), el norte de África, visitando Marruecos, Mauritania, Sierra Leona, Guinea y Asía Central (Tayikistán, Kazajistán, Uzbekistán...)». En el último año han dormido en 150 lugares diferentes de distintos países acompañados de Cuzco, el perro. Cuzco fue determinante para que la pareja se decidiera a viajar en furgoneta. Eduardo vivía en Toledo tras aprobar su plaza como funcionario en el ayuntamiento y Rocío estaba acabando la carrera de Comercio y Marketing en Gijón. «Vivíamos separados y buscábamos viajar en fines de semana, puentes o vacaciones. Decidimos comprar nuestra primera furgoneta Camper para tener libertad para viajar a cualquier lado sin necesidad que existiera un hotel para ir. Además, también era una ventaja para disfrutar sin problemas con nuestro perro».
Ventajas e inconvenientes
Los mayores inconvenientes de esta forma de vida tienen que ver con la mecánica. «Las situaciones más negativas son por problemas mecánicos del vehículo. No es lo mismo romper un coche donde hablan tu idioma. En Afganistán, ya no es que no hablen inglés, mucha gente no sabe leer y no podemos comunicarnos ni con el uso del traductor. Pero de estas situaciones negativas siempre hemos sacado algo positivo: el apoyo de la gente local por ayudarnos a arreglar nuestro problema, que siempre es mayor de lo que esperamos. Una de las peores situaciones nos ocurrió en el Himalaya indio, que rompimos el embrague en mitad de la montaña, y nos quedamos tirados. Al final, se movilizaron hasta los militares, y nos remolcó un camión del ejército hasta un lugar donde poder arreglar el coche».
Pero para esta pareja la experiencia de una vida nómada tiene más momentos positivos. «Entre las mejores momentos del último tiempo está algo que nos pasó hace dos semanas. Cuando cogimos nuestro primer taxi en Kabul el taxista, al ver que éramos extranjeros, apartó su trabajo para pasar todo el día con nosotros, enseñándonos su ciudad, llevándonos a los mejores miradores, mezquitas, bazares, y todo de manera desinteresada solo para que nos sintiésemos bienvenidos. Al final, siempre nos pasa lo mismo: al viajar a un país a priori peligroso como es Irán, Pakistán o Afganistán, tenemos algo de miedo. Pero al final descubrimos que ‘desde casa’ todo se ve más peligroso, y que la gente, especialmente en lugares remotos, es super acogedora».
Todos los días cuidan su casa sobre ruedas. «En casa abrimos el grifo y tenemos agua por arte de magia. Pero en Camper, cada pocos días tenemos que buscar una fuente para rellenar nuestros depósitos o no tenemos agua. Y también está el desafío de buscar lugares donde pasar la noche, la mayoría son en plena naturaleza, aparcamientos… Dependiendo del destino donde estemos, hacemos más turismo de naturaleza, o turismo de visitar ciudades. Nunca hay dos planes iguales. Y trabajamos mientras vivimos y viajamos por el mundo».
Una vida nómada no es una vida improductiva para esta pareja. «Vivimos de nuestro proyecto Sin Código Postal, nuestra página web en la que hablamos sobre viajes en Camper y también sobre como construir o camperizar una furgoneta para viajar con ella. También de nuestras redes sociales, nuestra cuenta de Instagram y nuestro canal de Youtube. Tenemos una mezcla de ingresos: por un lado están los ingresos de la publicidad de Youtube y de los anunciantes que nos contratan para hacer pequeñas promos. También tenemos algunos patrocinadores que nos pagan una cantidad de dinero por tener visibilidad (algo así como a un sponsor de un deportista). Por otro lado, también vendemos determinados productos y servicios online , como seguros de viaje, de los que nos llevamos una pequeña comisión. Y por último, también generamos ingresos gracias a nuestros cuatro libros que hemos autopublicado, todos ellos con contenido relacionado con el mundo camper: rutas por España, rutas por Marruecos, cómo vivir y viajar y como camperizar tu furgoneta».
En el próximo proyecto organizarán viajes grupales. «Ahora mismo estamos volviendo a España, pero volver desde la otra parte del mundo lleva su tiempo. Ahora estamos en Irán y calculamos dos meses para regresar a casa. Llevamos un año continuo viajando por el mundo: cruzando Rusia hasta Asia Central, después a Oriente Medio hasta la India. Y ahora, media vuelta. La verdad que después de tanto tiempo, ya tenemos ganas de regresar por un tiempo a España».
La vida nómada les aporta libertad para dirigir su casa a muchos lugares diferentes. «De hecho, elegimos este modo de vida porque no nos obligaba a estar atados a ningún sitio. Nos permite cumplir un sueño que siempre teníamos: viajar por el mundo. Y encima lo hacemos con un sustento económico, por lo que mejor que mejor. Y el futuro, sin lugar a dudas seguimos viéndolo unido a las cuatro ruedas, o a un estilo de vida más nómada o alternativo, puede que más cerca de España y Europa. Lo bueno es que no tenemos ataduras y podemos hacer lo que queramos».