El Papa considera que la gestación subrogada "viola la dignidad del niño y de la mujer"
Francisco pide una "prohibición universal" de esta práctica en un nuevo documento en el que arremete contra la teoría de género y el cambio de sexo
Tras cinco años de trabajos, el dicasterio para la Doctrina de la Fe, el 'ministerio' vaticano encargado de vigilar la ortodoxia de la teología católica, publicó este lunes un documento sobre la dignidad humana que responde a los cambios sociales registrados en las últimas décadas al tiempo que recoge las aportaciones del papa Francisco en este ámbito. Con esta declaración, titulada Dignidad infinita, el Pontífice arremete contra la llamada teoría de género, al considerar que supone "ceder a la vieja tentación de que el ser humano se convierta en Dios", no acepta las operaciones para el cambio de sexo excepto en algunos casos muy específicos y también carga contra la gestación subrogada.
Retomando la petición que Jorge Mario Bergoglio hizo a principios de año durante su discurso al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, el texto subraya que "un hijo es siempre un don y nunca el objeto de un contrato" e invita a la comunidad internacional a "prohibir universalmente" los llamados vientres de alquiler.
"La práctica de la maternidad subrogada viola, ante todo, la dignidad del niño", puede leerse en 'Dignidad infinita', que justifica esta posición porque el bebé tiene derecho, "en virtud de su dignidad inalienable, a tener un origen plenamente humano y no inducido artificialmente". Este derecho prevalece para la Iglesia católica sobre el "deseo legítimo" de tener un hijo. También "viola" la gestación subrogada la dignidad de la mujer, tanto la que "se ve obligada a ello" por sus condiciones económicas o sociales incluso cuando "decide libremente someterse" a esta práctica. "La mujer se desvincula del hijo que crece en ella y se convierte en un mero medio al servicio del beneficio o del deseo arbitrario de otros. Esto se contrapone, totalmente, con la dignidad fundamental de todo ser humano", afirma la declaración, aprobada por el Papa el 2 de abril en una reunión que mantuvo con el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, prefecto del dicasterio para la Doctrina de la Fe y uno de los dirigentes de la Curia romana de su mayor confianza.
Igual que aborto y eutanasia Dignidad infinita retoma la férrea oposición que Francisco ha mantenido siempre respecto al aborto y a la eutanasia: "Un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo. Es un fin en sí mismo y nunca un medio para resolver otras dificultades. Si esta convicción cae, no quedan fundamentos sólidos y permanentes para defender los derechos humanos". Al hablar sobre la eutanasia y el suicidio asistido, el Papa advierte de que existe hoy una "confusión" sobre ellos que parte del uso erróneo del concepto de dignidad humana. A su juicio, el sufrimiento no significa que el enfermo pierda un ápice de su dignidad, que es "intrínseca e inalienablemente propia", suponiendo en cambio "una oportunidad para reforzar los lazos de pertenencia mutua y tomar mayor conciencia de lo preciosa que es cada persona para el conjunto de la humanidad". Dignidad infinita no sólo se detiene en las prácticas que resultan más controvertidas para la moral católica. También denuncia el "escándalo global" de la violencia contra las mujeres, la continua "negación" de su dignidad que sufren muchos migrantes, a quienes se considera "menos humanos", y arremete además contra la pena de muerte, que "viola la dignidad inalienable de toda persona humana más allá de cualquier circunstancia".