JOSÉ CARLOS GONZÁLEZ HURTADO
Autor del libro ‘Nuevas evidencias científicas de la existencia de Dios’
«Ser ateo es de letras, la ciencia nos acerca a un Dios creador»
José Carlos González Hurtado, autor del libro 'Nuevas evidencias científicas de la existencia de Dios' ofrece hoy una conferencia en León
Lugar: Salón del Pendón de San Isidoro
Hora: 20.00 horas
Día: Hoy 11 de abril, con acceso libre
«Las evidencias científicas de las cinco vías que llevaban a la demostración de la existencia de Dios, como son la química, la biología, las matemáticas, la física y la cosmología hacen temerario imaginar que no existe un Dios». José Carlos González Hurtado, autor del libro Nuevas evidencias científicas de la existencia de Dios , ofrece hoy una conferencia en León invitado por el colegio Peñacorada.
—Hay científicos que consideran que es difícil llegar a esa conclusión. Más bien parece al contrario, la ciencia y el avance del conocimiento ha ido descartando fenómenos que antes se atribuían a la mano de un dios.
—El libro rompe el mito de que los científicos son mayoritariamente ateos. Más del 95% de los premios Nobel de Física, Química, Fisiología y Medicina de los últimos cien años eran teístas o religiosos. Es decir, sólo un 5% se manifiestan como agnósticos o ateos, mientras que el 35% de los premios Nobel de Literatura se manifiesta ateos o agnóstico. Es decir, ser ateo es de letras. La gente que menciona que los científicos son ateos generalmente son de letras, periodistas o filósofos. Los autores del nuevo ateísmo, como Christopher Hitchens que era periodista, Sam Harris, filósofo y Daniel Dennett, filósofo, se atribuyen ser científicos, pero no lo son. La mayor parte de los científicos que realmente practican las ciencias duras, como la física, la química o las matemáticas, creen en la existencia de un Dios creador. Las personas que crearon el mito de que la ciencia y Dios estaban enfrentados eran filósofos de la mal llamada ilustración del siglo XIX. Desde el siglo XX para acá, cuanto más ciencia más Dios. En el libro doy nombres de científicos que eran ateos y después se convirtieron.
—Quizás todo atribuible a la espiritualidad, a la necesidad de buscar respuestas a lo que se desconoce y no se puede demostrar aún.
—Sí se puede demostrar. El ser humano es naturalmente teísta, Hay que diferenciar entre espiritualidad y la creencia en un Dios creador. El libro trata de la existencia de un Dios creador, no entra en cuál es la religión verdadera. El Big Bang demuestra la necesidad de la existencia de algo que creara el universo, que ya se sabe que no es eterno. El ADN lleva necesariamente a la existencia de Dios. El director del proyecto genoma humano, Francis Collins, era ateo cuando empezó el proyecto y se dio cuenta de que Dios tiene que existir y ahora forma parte del consejo asesor científico del Papa y escribió una obra en la que dice habla del lenguaje del Dios, de la intención.
—Entonces, ¿qué es o quién es Dios?
—La respuesta se da en el Génesis cuando dice ‘yo soy el que soy’. ¿Qué quiere decir eso? Un ser cuya esencia es la existencia. A diferencia de ti y de mi, que nuestra esencia es la contingencia, estamos en este mundo y llegará un momento en que no estaremos. Ese ser está fuera del tiempo, la materia y el espacio. El Big Bang, que no es una teoría, está tan demostrado como puede estarlo todo en ciencia, dice que todo el universo se creó hace 13.700 millones de años, cuando apareció toda la materia, todo el tiempo y el espacio, que es algo más difícil de comprender. Es decir, antes de ese momento, no existía nada. Eso necesariamente nos hace pensar en un ser que está fuera del universo y eso se parece mucho a lo que nosotros llamamos Dios.
—Eso es un acto de fe.
—No es un acto de fe. La fe es creer que Dios es uno y trino, pero la existencia de un creador no es un acto de fe. El mayor ateo del siglo XX y parte del siglo XXI, que se llamaba Antony Flew, al que leían todos los ateos, se convirtió en teísta en 2004 y dice que las mayores pruebas de la existencia de Dios vienen dadas por las nuevas ciencias que proponen y que demuestran la necesidad de la existencia de Dios. Si el universo se formó hace 13.700 millones de años y antes no había nada es porque necesariamente existe un creador. Me di cuenta del problema de la palabra Dios, por eso en el libro, en ocasiones, lo llamo suprainteligencia. Vamos a aceptar que existe una superinteligencia que ha ordenado. Muchos científicos se han convertido cuando se han dado cuenta de que el Big Bang no es una teoría, sino que es lo que necesariamente pasó en el universo.
—Esta idea de una superinteligencia tan poderosa parece que no puede ser, o sí, tan intervencionista en los detalles cotidianos, a la que se recurre ante problema individual.
—¿La pregunta que me hace es si existen los milagros? La respuesta es sí, Dios interviene y escucha las oraciones. La no creencia en los milagros es negar la existencia de Dios. El dolor es el altavoz que tiene para recordarnos que existe y como consecuencia las personas se acerquen a él y sean felices. Para ser felices hay que creer en Dios. Pero el libro no trata de eso, trata de la existencia de un Dios creador. Solo hay dos posibilidades. O el universo es eterno o tuvo un principio. Cuando se demuestra que el universo tiene un principio deja sin argumentos al ateísmo. El teorema de Borde-Guth-Vilenkin, del límite espacio-tiempo pasado, viene a demostrar que necesariamente tuvo que haber un principio. O estamos aquí tú y yo deliberadamente o por casualidad, no hay más. Después del Big Bang, las posibilidades de que el universo no hubiera salido bien son inmensas. Hay autores que dicen que el mayor milagro son las leyes de la física. Nadie que sea físico imagina que las leyes de la física se han formulado por casualidad. Si la velocidad de la luz no fueran 300.000 kilómetros por segundo, y no fuera una constante, el universo hubiera colapsado. No hay nada que haga necesario que la velocidad de la luz sea esa.
—Eso en nuestro universo, pero puede haber multiversos.
—No hay otros universos. Esa teoría no es científica. Son escapismos que se crean cuando la ciencia empieza a demostrar que es necesaria la existencia de Dios. La segunda ley de la termodinámica predice que el universo tendrá un fin, y eso necesariamente te lleva también a un Dios y es por lo que el ateísmo concluye que esa teoría no puede ser cierta. El ateísmo, que es una ideología, rechaza como inciertas todas las teorías de la ciencia que llevan a una superinteligencia que además cuida de su creación. En cada momento, qué casualidad, nos toca la lotería,con todos los elementos necesarios para permitir la vida. Me resulta sorprendente que los ateos, tendentes a ser depresivo, piensen que es cuestión de suerte. La lógica nos hace pensar que una superinteligencia ha jugado con las leyes de la física para que estemos aquí.
—Dice que Dios cuida de su creación. ¿Cómo se interpretan los desastres naturales y las guerras?
—Ese es el problema del mal. Dios nos ha creado libres y nosotros podemos hacer el mal. Es injusto atribuirle a Dios lo que hacemos nosotros. Dios puede hacer lo que es intrínsecamente posible, pero no puede hacer que un triángulo sea cuadrado. Parte de nuestra ignorancia de la omnipotencia es echarle la culpa a Dios de lo que hacemos nosotros. Hay dos tipos de males, el espiritual y el material, cuya naturaleza es el sufrimiento y el origen es el mal espiritual. El origen del mal es nuestro libre albedrío. La pregunta es que si Dios es omnipotente por qué no lo evita. Viví en Israel durante la segunda Intifada, visité un museo del holocausto y las cosas que ha hecho el ser humano con otros seres humanos son horrorosas. También viví en Ucrania, en la antigua Unión Soviética, y me he dado cuenta de que los regímenes totalitarios ateos, tanto el nazismo como el comunismo, han llevado el infierno a la tierra.
—En nombre de Dios se han emprendido muchas guerras.
—En el libro hay un capítulo para desmentir este mito. El comunismo ha provocado diez veces más muertes que todas las guerras de religiones en la historia de la humanidad.