El edificio Cristal

Andrés García Quijada, Alberto Muñiz Sánchez y José Miguel de Prada Poole, recién titulados, hacían su presentación en León… En noviembre de 1966, firmaron este «Edificio Cristal» para Manuel Muñiz Alique en un solar de la plaza de Las Cortes Leonesas, cuyas obras dirigieron con Juan Martínez Guisasola como aparejador. Levantaron una estructura metálica sobre un sótano para instalaciones comunes y otros usos no determinados en proyecto. La planta baja con locales comerciales y un portal diseñado con el puesto de vigilancia, la escalera, y los ascensores para subir a ocho plantas a fachada más dos áticos retranqueados con 20 viviendas, y otra en lo más alto para el portero. Proyectaron dos pisos por planta alrededor de un amplio patio interior y los distribuyeron por pasillos pegados a las medianeras diferenciando las zonas «de día», «de noche» y «de servicio». Dispusieron la fachada principal simétrica y revestida de una atractiva plaqueta Gres-Castilla en aparejo vertical. En el centro, miradores de frente cristalino con vistosos paneles naranja reticulados en su banda opaca, culminados por los petos empizarrados de las azoteas y el casetón de ascensores. Y a ambos lados, los salientes de los salones, hoy la mayoría acristalados, con antepechos revestidos de cerámica en contraste con la piedra de las jardineras. Todo con la frescura de «un ejercicio escolar»… En su Memoria del Proyecto, los arquitectos entendían que «ante todo, la fachada debía ser consecuencia del planteamiento de las funciones y de las necesidades interiores»… O sea, que «la forma sigue a la función»… El Funcionalismo como principio básico del proyecto, cuyos requisitos cumplidos en la obra, satisfarán las necesidades del cliente, haciendo surgir además, de manera natural… la Belleza!!