Diario de León

La red directa que se calza con apoyos

Setenta familias conectadas por redes sociales se ayudan mutuamente de forma directa cuando la necesidad aprieta. ‘Papás y mamás en apuros’ surgió para donar e intercambiar productos de primera necesidad. Ahora inician una acción en El Ejido para recaudar dinero y comprar zapatos a los menores de los hogares que están en un aprieto económico.

Elana Arce, Belinda Polo, Amador González y Eva Salas, en la Taberna Cazurra, donde se encuentra la hucha solidaria. MARÍA FUENTES

León

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Belinda Polo y Juan Cardeñosa, dueños del bar La Taberna Cazurra en El Ejido, conocieron la red ‘Papa y mamás en apuros en León’ cuando tuvieron que cerrar el local durante la pandemia. Belinda trabajaba en una tienda de dulces y Juan en el bar. «Teníamos una niña de tres meses. A mí me despidieron y a Juan le cerraron el local. Estábamos en una situación difícil y tuvimos los apoyos de la familia. Encontré el grupo en Facebook y nos agregamos». El matrimonio no necesitó pedir ayuda al grupo pero permanece en red como colaborador de la iniciativa. «Hemos participando colaborando con las familias donando juguetes y ropa de la niña. El grupo funciona muy bien, de manera directa». El conocimiento de esa red de familias que buscan una ayuda concreta para salir de un apuro le ha motivado a colaborar en la causa abierta en la actualidad: el objetivo es comprar zapatos para los niños y niñas pequeños de las familias que se encuentran en una situación de necesidad.

La promotora de la idea es Elena Arce Jaular. Su situación familiar, que le ha llevado a pedir ayuda a Cáritas en alguna ocasión, le motivó a crear una red más directa entre las familias para intercambiar y donar ropa, juguetes o, puntualmente, alguna compra de comida. «La red se creó en febrero de 2018. Sabemos que Cáritas, Cruz Roja y los Ceas hacen una buena labor, pero están sobresaturados, por eso pensé en crear algo con un contacto más directo, más cercado, para que las familias que están en esta red pueden pedir ayuda y reciban las donaciones de manera rápida y directa».

Elena aprovecha la oportunidad de la cercanía de las fiesta de El Ejido, que comienzan este 27 de abril, para solicitar la ayuda de los vecinos que quieran colaborar con una pequeña aportación a esta causa. «Hemos empapelado el barrio y tenemos la hucha en La Taberna Cazurra para el que quiera haga una pequeña aportación». Una vez recaudado el dinero se abrirá una lista para que las familias que lo necesiten se apunten. «Se comprarán zapatos para esos niños hasta donde llegue el dinero».

Sencillo y directo

Esta iniciativa de la hucha no es la primera acción que ponen en marcha. «Hemos hecho sorteos, campañas para que ningún niño se quede sin juguetes en Navidad. Todo lo hacemos entre nosotros, las familias que estamos en la red»

La idea es sencilla. Cuando una familia está en un apuro lo comparte en la red y el resto de los miembros se moviliza para aportar en la medida de sus posibilidades.

Así lo hizo Eva Salas, de 38 años, madre que cría en solitario a un niño de 6 años. «Estuve trabajando de teleoperadora y cuando el niño tenía un año me despidieron. El paro se me terminó en noviembre de 2023. Llevo dos años esperando a que me aprueben el Ingreso Mínimo Vital. Mi familia me ha ayudado y participo en esta red para aportar en lo que puedo. Hay ropa del niño que yo puedo donar para que otras madres las utilicen para sus hijos».

La mayor parte de las iniciativas son los sorteos. Elena solicita la colaboración de las empresas para que donen algún producto que se pueda regalar y con lo que se recauda «se compra lo que se puede, hasta que se gasta. Todo se reparte».

«Entre mayo y junio empiezo a moverme con las empresas para que aporten algo para el sorteo de Navidad», asegura Elena. El objetivo es que todos los niños de las familias que nos lo solicitan tengan un regalo. «Este año lo solicitaron treinta niños y hubo para todos y sobraron treinta euros. Con ese dinero y la aportación de un padrino que prefiere el anonimato, que donó lo que faltaba, pudimos comprar zapatos para los niños como regalo de Reyes. Yo me encargué de comprar todo el calzado», recuerda Elena.

Ahora inician una campaña parecida. «Esperamos que las fiestas del barrio sirvan para que podamos recaudar algo de dinero para comprar zapatos a los niños».

Elena se encarga de llevar directamente a las familias la ayuda que se comparte. «Las conozco a la mayoría y sé la situación por la que están pasando. El grupo está para pedir auxilio en un momento complicado, bien para pedir comida, cosas básicas, así como compartir información sobre ayudas o de interés social que puede ayudar a las familias».

Elena y su marido, Amador González, saben muy bien lo que es criar a los hijos con lo mínimo. «En mi casa somos dos adultos y una niña de 13 años. Tenemos una paga de 680 euros». Ella ha trabajado cuidando personas mayores y limpiando casas. Amador es albanil y su último trabajo fue en la urbanización de La Lastra. Ahora tiene una insuficiencia respiratoria que le obliga a estar varias horas conectado al oxígeno. «Hemos necesitado ir a Cáritas y Cruz Roja y siempre que pueden me ayudan, pero están sobrecargados y no llegan a todo, atienden a los casos más extremos».

Las familias que están en esa situación de vulnerabilidad casi al límite optan en esta ocasión por una red de ayuda con donaciones directas y respuesta rápida. «El grupo funciona bien, la gente colabora en lo que puede y al final es una apoyo para todos», asegura Belinda Polo.

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