«Aún no sabemos cómo las ondas cerebrales crean los pensamientos»
Entrevista a la científica Mara Dierssen Sotos, que este viernes 26 ofrece la conferencia 'Ciencia y Arte' dentro del Ciclo sobre Ramón y Cajal organizada por la Fundación Pro Neurociencia y el Ibiomed de la ULE
Mara Dierssen, experta en neurobiología celular, cierra hoy el ciclo de conferencias sobre Ramón y Cajal organizado por la Fundación Leonesa Pro Neurociencias y el Instituto de Biomedicina (Ibiomed) de la Universidad de León. El acto tendrá lugar en la Fundación Sierra Pambley a las 19.30 horas y contará con la presencia de José Luis Mauríz, director del Instituto Universitario de Biomedicina, y el doctor José Cosamalón, ex jefe del servicio de neurocirugía del Caule y presidente de la Fundación Leonesa Pro Neurociencias y promotor del evento.
Mara Dierssen es una de las más prestigiosas neurocientíficas de España. Su investigación está centrada en los trastornos del desarrollo y en especial del síndrome de Down en la que es una investigadora de referencia internacional. Paralelamente sigue investigando en la enfermedad de Alzhéimer en la que ha encontrado alteraciones similares a las que presentan los pacientes con el síndrome de Down. También investiga sobra la neurogénesis y plasticidad cerebral y es experta en los mecanismos de aprendizaje y memoria. Este viernes hablará de ciencia y arte.
—¿Qué relación tienen el arte y la ciencia?
—El arte puede ayudar a la ciencia. Es una forma diferente de entender los problemas y abordarlos, pero a la vez complementario. Hoy me centraré en hablar en cómo es el cerebro del artista y en cómo el arte influye en la evolución y en nuestro cerebro, dependiendo de si es un arte visual o musical.
—¿Si visualizamos obras de arte podemos modificar nuestro cerebro?
—El arte visual no cambia tanto la estructura cerebral, eso lo hace más la música, pero el arte visual ha determinado nuestras preferencias estéticas. ¿Por qué hay cosas que nos parecen bonitas y otras feas? ¿Existe un sustrato neurológico de la percepción estética? Esas son las preguntas.
—¿Existe un sustrato neurológico de la percepción estética?
—Sí. Lo voy a explicar hoy.
—¿Y es igual para todas las personas?
—Depende de lo que la persona considere bonito.
—No lo entiendo.
—Si yo decido lo que es bello a lo mejor lo es.
—Esa percepción ha cambiado en la historia.
—Evidentemente hay un componente cultural que hace que las cosas nos parezcan bellas y cuando algo nos parece bello hay un patrón determinado de activación cerebral, lo que produce después la sensación de placer.
—¿Dónde está situado ese punto en el cerebro?
—No es sólo un punto. Lo que se ha visto es que hay regiones que se activan y otras que se inactivan. Hay pocas cosas que dependan de una activación concreta. El cerebro actúa de una forma holística, pero esa sensación de placer es un elemento común, que depende de la liberación de la dopamina, que es un neurotransmisor.
—Pero no es para todo el mundo igual. No a todo el mundo les producen placer las mismas cosas.
—Solo hay un momento en el que provoca placer, como es el arte visual o un paisaje.
—¿Se puede reeducar al cerebro en el terreno artístico y emocional? ¿Es posible modular los pensamientos y los comportamientos desde un punto de vista biológico, no tanto del psicológico?
—El cerebro tiene una propiedad que es la plasticidad, que es la capacidad de modificar su estructura y su función a distintos niveles en función de la experiencia, del entorno. Todos los aprendizajes tienen mucho que ver con la plasticidad cerebral, que en edades tempranas moldea nuestro cerebro. El cerebro se está modificando y eso tiene un impacto en la conducta. Las emociones son más complicadas, porque hay muchas que son innatas o adaptativas. Una parte importante de nuestra supervivencia dependen de ellas. En neurobiología se utilizan muchos comportamientos que llamamos condicionados, es decir, puedes obtener aprendizajes asociativos y no asociativos. Un condicionamiento puede ser el castigo, que es un aprendizaje asociativo.
—¿Qué es lo mejor que podemos hacer por nuestro cerebro a lo largo de la vida para mantenerlo sano?
—No hay solo una cosa. Nutrir el cerebro, pensar y no estar tanto tiempo en las pantallas. El estrés no es bueno. Si puedes vivir en una situación con menos estrés siempre ya a ser beneficioso. Ahora sabemos que la nutrición, el ejercicio físico y los estímulos sociales influyen en la salud del cerebro. Utilizarlo lo más posible, aprender cosas nuevas constantemente y pensar. Todo eso produce lo que se llama reserva cerebral o reserva cognitiva, que es esa reserva plástica que observamos en los cerebros activos, que tienen menos riesgo de enfermedades neurodegenerativas. No estamos hablando de alzhéimer, que tiene también un componente de riesgo genético.
—Cuando habla de un componente genético del alzhéimer ¿se refiere a que es hereditario?
—Hay genes de riesgo que se heredan. Hay dos tipos de alzhéimer, el esporádico y el familiar. La mayor parte de los casos son esporádicos.
—Usted ha hallado la vinculación entre el síndrome de Down y el alzhéimer. ¿Qué relación tienen?
—El síndrome de Down es una trisomía, una copia extra del cromosoma 21, lo que significa que hay exceso de dosis de casis 300 genes y por tanto las correspondientes proteínas que codifican esos genes. Una de ellas es la proteína propulsora del amiloide, que son las placas que se depositan en el alzhéimer que provocan la desconexión de las neuronas. Si hay exceso de esa proteína hay más riesgo. En el síndrome de Down hay más genes que tienen que ver con el alzhéimer.
—¿Qué porcentaje del cerebro permanece aún en una zona inescrutable?
—Con los estudios de imagen y los avances en modelos, conocemos casi todas las regiones cerebrales. Lo más desconocido es la computación. Cómo es el proceso de transformación de las señales bioquímicas, las ondas cerebrales, cómo dan lugar a la actividad mental, pensar, sentir.
—¿Que tipo de arte es más recomendable frecuentar para tener un cerebro optimista?
—Es difícil. Seguramente, el arte conceptual no, por el esfuerzo cognitivo. El arte figurativo quizás produce más optimismo. Se sabe más de los colores.