Cornada de lobo
A quien nada sabe
M anda un titular de prensa reparar en ello: « Solo un 25% de los futuros maestros cursó el bachillerato tecno-científico y se refleja en su docencia ». Compartimentar en bloques estancos -o letras o ciencias- ya no parece tener mucho sentido hoy. Ni antes. Y por eso nos vino a cita la figura de Simón Narciso de Jesús Rodríguez Carreño , Simón Rodríguez firmaba, maestro venezolano de ascendencia española, tipógrafo, educador, filósofo y político, tutor y preceptor de Simón Bolívar . Liberal/libertario, inspirador del anticolonialismo que ahormó al «Libertador». Reformador de la educación entendida como la única vía para redimir a los pueblos, don Simón fue un profeta buscando que los nativos tuvieran oficios y hacienda para no depender tanto de los extranjeros que copaban la economía colonial; « América, también para los americanos », venía a decir (puede el lector hallar no poco de este prócer en internet; interesante figura, un adelantado a su tiempo). Y quizá por ser hijo de cura -que le trajo a mal traer- se adornaba con un franco anticlericalismo, algo nada heroico en este hoy que no deja de matar dioses para inventarse otros nuevos.
Innovar le era un precepto. Decía « tomen lo bueno, dejen lo malo, imiten con juicio y, por lo que les falte, inventen ». Su lema « o inventamos o erramos » encapsula su filosofía (aplica ahí tu oreja, León). Y hoy, demostrado que vale más mandar al hijo a formación profesional que a la universidad, recordamos su gran visión y reto revolucionario, pues planteó y logró que sus escuelas tuvieran, además de aulas, ¡talleres!, y así no sólo proporcionar conocimientos a los niños (y niñas, empeñado también en escolarizarlas), sino un oficio, un habérselas por sí mismo para tener salida propia, algo que él resumió en una máxima luminosa que todavía hoy rige y adquiere un mayor sentido aún: « A quien nada sabe cualquiera le engaña; a quien nada tiene cualquiera lo compra ». Saber, sí. Hacer, mejor. Y si se le añade el latinajo ciceroniano « intellectus apretatus, discurrit que rabiat », miel sobre hojuelas.