El Credei afianza su plan y se libera del origen como Ciudad del Mayor
El centro del Polígono 10 adapta sus espacios a los nuevos proyectos de promoción de la autonomía personal, participación social y soledad no deseada, con formación e investigación para generar buenas prácticas. Desde 2022 han pasado 60 usuarios en un servicio gratuito que abre las puertas a toda la sociedad y quiere hacer barrio. El Imserso cede un espacio expositivo y tecnológico a Cruz Roja.
«Estoy encantada, me siento muy querida y acompañada». Leocadia, Leo como la conocen sus amistades, cumplió 90 años el 8 de abril. Es una de las usuarias que este año han conseguido una plaza en el Centro de Referencia Estatal de Atención a Personas en Situación de Dependencia (Credei), situado en el Polígono 10, que reorganiza espacios y programas para desligarse de la idea inicial para la que fue construido como Ciudad del Mayor. Rosa Isabel González, directora en comisión de servicios, mira al futuro y quiere liberar al centro de un pasado cargado de polémicas al no abrirse al público con todos los objetivos para el que fue concebido, tras más de quince años desde el inicio de las obras.
El Credei quiere ser identificado como un centro que tiene un «enfoque de atención centrada en la persona, generador de conocimiento y buenas prácticas que se difunden a la sociedad a través de la propia red de centros y de otras instituciones públicas y privadas».
El centro trabaja con dos ejes principales centrados en la promoción, desarrollo y difusión de conocimientos, experiencias innovadoras y métodos de atención a personas mayores en riesgo de dependencia. El perfil de los usuario es una persona mayores de 65 años, sus familias y cuidadores, que participan en programas de prevención, promoción de la autonomía personal y participación social, formación e investigación para la soledad no deseada.
El servicio es gratuito y las personas que quieran entrar tienen que dirigirse directamente al centro, abierto en horario de mañana, llamar al teléfono 987 610 057 o bien consultar en la página web credei.imserso.es. «Nos presentan una solicitud, con el DNI, la cartilla sanitaria y un informe médico y un equipo multidisciplinar decide si cumplen el perfil para participar».
Los programas tienen una duración de nueve meses. «Hemos establecido que la duración de la estancia en los proyectos sea de nueve meses, como un curso académico En otros centros del Imserso del país la duración es de tres a seis meses», asegura su directora. Las solicitudes que no son aceptadas en el Credei se derivan a otros recursos y servicios específicos. Es el caso del marido de Leo, que tiene plaza en el Centro del Alzhéimer. «No tiene alzhéimer, ni yo tampoco, y voy con él por las tardes para participar en las actividades del centro». El objetivo es prevenir.
Desde que se puso en marcha el primer Programa Integral de Promoción de la Autonomía Personal (Pipap) en el año 2022 para prevenir la institucionalización, ya han pasado por la Unidad de Convivencia 60 personas usuarias de las 103 solicitudes recibidas.
Actualmente participan 22 en las dos modalidades de Pipap, con rangos de edad entre los 65 y los 95 años. Un grupo está formado por once personas, con una edad media de 85,5 años, con mayor riesgo de dependencia que presentan factores de riesgo para la soledad no deseada (90% personas viudas, y el 82% viven solas, la mayoría mujeres. Acuden diariamente en horario de mañana al centro para participar en las actividades con un enfoque preventivo.
Victoria Fernández Arias tiene 92 años y sale de la Unidad de Promoción de la Autonomía para dirigirse a la sala de estimulación cognitiva. La acompañan Lorena Fernández, auxiliar de enfermería, y Silvia Fernández, psicóloga, que están con el resto de los usuarios del centro. Victoria vive sola. «Me apuntó mi hija y estoy encantada. Aquí hay unas chiquitas que son unos solos y nos atienden muy bien, cariñosas y amables que nos ayudan en todo». En la programación de actividades hay visitas culturales, museos, bibliotecas, club de lectura fácil, en la que participan catorce personas, sala multisensorial, salidas para hacer la compra y organizar el menú diario y luego cocinarlo en las cocinas de las instalaciones, con la ayuda del personal del centro, y actividades de la vida diaria que les mantengan activos y no pierdan las habilidades con las que se han desenvuelto toda la vida.
En la sala de lectura fácil leen hoy Miguel Strogoff, de Julio Verne, pero adaptado a lectura fácil. Una de las personas que participa en la actividad es Ana María Villa García, de 83 años. Una amiga le habló del centro y fueron a apuntarse las dos. «Me cogieron y para mí ha sido fundamental. Salía poco y aquí nos vemos y nos relacionamos». Mari Sol Redondo tiene 78 años. Vive sola. «Estoy encantada, me siento mucho mejor conmigo misma». Lo mismo le ocurre a Modesto Casado, de 79 años. «Mi mujer atiende a su madre de 103 años y medio. Vengo a hacer actividades, hablo con otras personas. Estoy muy cómodo. Aconsejo a otras personas que vengan». El taller está dirigido por Laura Palazuelo y Zaira Cabero. «Los problemas visuales los solucionados con adaptaciones. Nadie puede dejar de venir por eso». Serafina Segura, con 81 años, padece degeneración macular y lee con una gran lupa.
Más proyectos
El Credei está elaborando un convenio de colaboración educativa con la Universidad de León para la realización de prácticas externas. También desarrolla una escuela de familias, proyectada para el último trimestre del año, con ocho sesiones gratuitas de formación y apoyo al entorno inmediato de personas mayores, y la cuarta edición del Pipap o convenios y acuerdos con otras asociaciones que puedan beneficiarse de las instalaciones. Teodoro Castañeda es el jefe de sección de formación.
Cruz Roja
El espacio pensado en un principio a cafetería se han adaptado para el proyecto Crece de Cruz Roja, financiado por los fondos Next Generation y con la colaboración entre el Imserso. Pretende llegar a las asociaciones de todo tipo (vecinales, recreativas, de comerciantes., etc) que quieran implicarse en la prevención de la soledad. Consta de un espacio expositivo para abordar la soledad no deseada desde un punto de vista multisectorial. Por la exposición ya han pasado 600 personas y otro millar ha participado en los ciclos de conferencias que se organizan los viernes. «Queremos que sea un espacio que conmueva», asegura Eva Fernández, de Cruz Roja. Los técnicos del proyecto, David Villacorta y Silvia de la Varga, atienden a los visitantes en una exposición interactiva e inmersiva con testimonios reales para inducir a la reflexión personal. «Las administraciones tienen la obligación de luchar contra la soledad no deseada, pero la sociedad civil también». El proyecto consta también de un taller de tecnología social «para dar la posibilidad a los usuarios de probar la tecnología real que está en el mercado». No es una exposición al uso. Talleres de cocina con un abordaje multisectorial, conferencias y otras actividades diseñadas para concienciar contra la soledad no deseada permiten una mayor concienciación social. «El objetivo es crear comunidad, barrio, que la gente no se sienta sola, un trabajo comunitario».
Para participar en todos estos proyectos solo hay que acercarse y preguntan en el centro.
«Hay que hacer borrón y cuenta nueva, ahora tenemos nuevos proyectos»
«Hay que hacer borrón y cuenta nueva». Rosa Isabel González dirige en comisión del servicios el Credei (Centro de Referencia Estatal de Atención a Personas en Situación de Dependencia). Este centro se conoce en León como Ciudad del Mayor, un proyecto más ambicioso e inacabado iniciado en 2008 por la entonces secretaria de Estado de Asuntos Sociales, Familia y Discapacidad, Amparo Valcarce bajo el gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero. La conocida como Ciudad del Mayor se levantó en una parcela en el Polígono 10 cedida por el Ayuntamiento de León. La Ciudad del Mayor estaba pensada para atender a cien personas como centro de referencia nacional en la atención integral a dependientes y sus familias con el objetivo de promover la autonomía personal de los usuarios y la permanencia en su modo de vida habitual. La puesta en marcha del centro daría empleo a cien personas.
«Hay que olvidarse de todo aquello. Hubo mucho politiqueo. Yo me incorporé a este proyecto en 2019. Con la creación del Ministerio de Derechos Sociales este centro recibió un gran impulso. Lo que se planteaba antes era un trabajo asistencial y eso es competencia de las comunidades autónomas y de los ayuntamientos, competencias en las que no nos podemos meter. Ahora nos enfocamos más a la investigación, conocimiento y buenas prácticas. No nos dedicamos a atender a las personas ni a cuidarlas, sino a generar buenas prácticas para prevenir la dependencia, para evitar la soledad no deseada y prestamos también una especial atención a las familias, además de hacer barrio».
Falta personal
Rosa Isabel González mira al futuro y proyecta nuevos programas para lo que sí reconoce que falta personal. En el centro desarrollan su actividad nueve empleados públicos (personal laboral y funcionario) apoyados por los servicios centrales de la red de 21 centros del Imserso repartidos por todo el territorio nacional. «Reconozco que necesitaríamos más personal, al menos dos personas por cada especialidad, para abordar mejor los proyectos que tenemos y planificar otros nuevos».
El equipo que atiende a los usuarios del Credei está formado por trabajador social, terapeuta ocupacional, psicóloga, logopeda, enfermera y dos auxiliares de enfermería.
«No me gusta vender humo, soy muy práctica, estamos dando nuestros primeros pasos para dejar afianzados proyectos que se ampliarán y crecerán en el futuro».