Estupor en el pueblo de las monjas que han renegado de la Iglesia Católica
Los vecinos de la localidad burgalesa de Belorado no salen de su estupor desde que ayer se hizo público el comunicado de las clarisas de Belorado y Orduña que manifestaron su intención de abandonar la Iglesia Católica y situarse bajo la tutela y jurisdicción de Pablo de Rojas Sánchez-Franco, que fue excomulgado en 2019 por el entonces obispo de Bilbao y actual arzobispo de Burgos, Mario Iceta. La noticia sorprendió en la mañana de ayer a los vecinos de la zona, que hoy se acercaban con curiosidad en sus paseos matutinos hasta el monasterio, y se encontraban con la sorpresa de que este estaba vallado y cerrado al público, con un cartel que ponía ‘Prohibida la entrada. Propiedad privada’.
Fue lo que les ocurrió a tres vecinas que, al pasear por la zona, llamó su atención el cartel de prohibida la entrada y la presencia de varios medios de comunicación, que desde ayer hacen guardia en el lugar. “En el pueblo esto no gusta”, afirma una de ellas, que recuerda que compañeras suyas se acercaron en la tarde de ayer al monasterio para asistir a misa, pero no les dejaron pasar al interior del mismo. “Lo supimos todo ayer, pero se comenta que se estaba gestando desde hace un tiempo. Notaban alguna cosa extraña desde hace un tiempo”, añade.
Antonia, otra vecina que asegura que pasa por allí cada mañana, recuerda que ya la semana pasada, cuando quisieron entrar a la capilla para descansar, se encontraron con esta cerrada y les comentaron que solo se abría una hora por la mañana y otra por la tarde. Y poco tiempo después apareció el cartel de prohibida la entrada. “Y ayer la puerta ya estaba cerrada, no sabemos más”, añade.
Una situación que mantiene en vilo a todo el pueblo, y muchos de ellos manifiestan su preocupación, dado que desconocen qué ocurrirá ahora, y afirman no conocer al excomulgado Pablo de Rojas ni a su “ayudante directo”- tal y como se refirió a él ayer la Archidiócesis de Burgos- José. “No sabemos quién es este Pablo de Rojas ni dónde lo tienen”, afirma Antonia.
“Nos ha pillado de sorpresa a todos, siempre ha habido una relación fluida y la deriva integrista que ha pasado aquí no se lo esperaba nadie”, afirma Marino, que también apunta a “cosas raras” desde hace un tiempo en el monasterio y que ha conocido de boca de otros. “Veían últimamente cosas un poco raras, el comportamiento y trato que les daban”, explica. Es el tema más comentado en el pueblo, aunque la mayoría de los vecinos coinciden en señalar que desconocen lo que está ocurriendo y a todos les ha pillado por sorpresa de igual manera.
Sin embargo, también hay vecinos que manifiestan su tristeza por el “ejemplo” que estas monjas, reconocidas en todo el país por la elaboración de dulces, ha sido para el pueblo. “Ha sido un ejemplo para el pueblo, de vida, seriedad y humildad, y que ahora se vean metidas en este engorro…”, lamenta Casilda a las puertas de la iglesia de Belorado, hasta donde se había acercado para leer el comunicado que el Arzobispado de Burgos colgó ayer y donde se explica la situación a los vecinos y se exhorta a los fieles a no participar en ningún acto litúrgico que se realice en los monasterios de Belorado y Orduña.
“No salgo del asombro y creo que es una cosa muy mal hecha. No han sabido salir del apuro sin meterse con este señor [Pablo de Rojas]. Juntarse unas monjas a tratar con un excomulgado, mal negocio”, añade la vecina de Belorado, que hace alusión así a la polémica compraventa del monasterio de Orduña.
Tal y como indicó se indicó ayer desde el Arzobispado de Burgos, en octubre de 2020 la comunidad de Belorado firmó con la comunidad de clarisas de Vitoria un acuerdo de compraventa del citado monasterio, en venta desde 2002 debido a que se encontraba suprimido canónicamente y vacío. Ambas comunidades de religiosas llegaron a un acuerdo, pero el primer pago nunca se produjo, y en marzo de 2024 la madre abadesa de las clarisas de Belorado, sor Isabel, manifestó tener un benefactor que revendería el monasterio a su comunidad. Sin embargo, el pasado 7 de mayo, la comunidad de clarisas de Vitoria rescinde ante notario el contrato de compraventa, y sor Isabel decide llevar el asunto a instancias judiciales.