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El obispo excomulgado se encierra con las monjas herejes para escenificar su apoyo

El obispo excomulgado Pablo de RojasDL

Publicado por
Agencias

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El caso de las clarisas de Orduña (Vizcaya) y Belorado (Burgos) aún no ha escrito su último capítulo y cada día que pasa adquiere tintes novelescos propios de cualquier 'best seller'. Sólo que la Pía Unión de San Pablo Apostol, esa corriente contraria al Concilio Vaticano II que la Iglesia calificó como "secta", no es una ficción creada por Humberto Eco o Dan Brown. 

Su fundador, el 'obispo' Pablo de Rojas, ha desembarcado en Burgos para escenificar su apoyo y unirse a las monjas de clausura que han roto con Roma y le han prometido fidelidad mientras esperan a saber qué les deparará el futuro tras su reacción ante la fallida operación inmobiliaria por la que querían adquirir el convento orduñés de Santa Clara. 

Las religiosas temen ser expulsadas de la orden de las clarisas y del monasterio de Belorado en el que se han encerrado a cal y canto. El arzobispado de Burgos llama al diálogo y asegura que no tomará "decisiones drásticas", pero de puertas para adentro la abadesa sor Isabel de la Trinidad "no coge el teléfono". 

Sacerdote y antes barman

También ha ordenado que por ahora dejen de celebrarse misas públicas y que no haya venta directa de sus afamados dulces. 'Online', sí. "Tienen más trabajo por todo lo que está ocurriendo". La persona que explicó que el monasterio está a tope fue el portavoz de Rojas. "Los padres han venido a apoyar a sus hijas", proclamaba anoche a las puertas del edificio. 

Pidió ser llamado "Don José" Ceacero pero en una vida anterior fue simplemente Fran. Y esta sí que no se le hubiera ocurrido a ningún escritor de éxito: antes que 'sacerdote' Ceacero fue un reputadísimo coctelero en Bilbao y presidente de la asociación de 'barmans' de Vizcaya. En el trasfondo de este terremoto, por el que se atribuye a las monjas un delito canónico de cisma que puede suponer su excomunión, aparece la fallida operación inmobiliaria de Orduña. El grupo de clarisas residió varios años en un monasterio de Derio que vaciaron en 2020, cuando mostraron su interés por comprar el convento de Orduña, que llevaba dos décadas vacío. Pertenece a la misma orden así que debía ser una negociación económica. La compraventa se cifró en 1,2 millones y las clarisas 'compradoras' aportaron una entrada de 100.000 euros. 

Se comprometieron a abonar el resto poniendo a la venta el inmueble de Derio y a realizar un pago trimestral de 75.000 euros hasta completar la cantidad pactada. 

El contrato fue formalizado y las clarisas empezaron a vivir a caballo entre Belorado y Orduña. Hasta abril no habían realizado ninguno de los abonos pactados y, según reveló ayer Iceta, antiguo obispo de Bilbao, nunca han pedido permiso a Roma para poner en venta el inmueble de Derio. 

La necesitan para operaciones superiores al millón. Así las cosas la abadesa notificó en abril que contaba con un mecenas anónimo dispuesto a aportar el dinero para la compra y a ceder el uso al grupo de clarisas. Su reiterada negativa a revelar el nombre de benefactor, que ahora parece bastante claro, hizo que las clarisas 'vendedoras' rompieran el acuerdo.

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