La cuneta de Garrafe donde Celestino cavó su tumba antes de ser fusilado
La ARMH busca los restos de un panadero que fue paseado en octubre de 1937
La tumba de Celestino González Bayón, una cuneta entre la carretera LE-311 y el ferrocarril de vía estrecha a su paso por Garrafe de Torío, es casi como buscar una aguja en pajar. Una fosa hasta ahora desconocida que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) empezó a buscar este martes, a petición de familiares, para recuperar los restos de un hombre fusilado por represores franquistas el 7 de octubre de 1937, coincidiendo con la caída del frente norte astur-leonés de la Guerra Civil.
Natural de Ruiforco de Torío y vecino de La Pola de Gordón, González Bayón, de 64 años, fue ejecutado extrajudicialmente bajo la acusación de «simpatizar con las izquierdas», según la reconstrucción de los hechos realizada por la ARMH. Estaba casado con María Sabugal Arias, con quien tenía seis hijos: Gerardo, Amparo, Manuel, Josefa, Aurelia y Hortensia. Tras probar fortuna en Argentina, a donde emigró a finales del siglo XIX, se dedicada al oficio de amasar el pan, era panadero.
Sobre el día de su muerte fue detenido junto a su hija Josefa por tres guardias civiles. Ella fue conducida a León, pero él fue visto por última vez en la estación de tren de Matallana de Torío. Según los testimonios recogidos, «fue obligado a cavar su propia fosa y expoliado de sus bienes personales», señala la ARMH.
Sobre el lugar de inhumación la víctima, los descendientes cuentan que fue llevado a una zona cercana a la detención, entre la localidad de Garrafe de Torío y el cruce de la carretera hacia Manzaneda de Torío, al principio de la recta, a lado izquierdo de la carretera junto a un camino y arroyo que perduran hoy día.
Años después, al hacer las obras que cambiaron el camino antiguo, para realizar el trazado de la actual carretera, se cuenta que en esa ubicación aparecieron restos humanos. El parecido de esta fosa con la que se exhumó en la curva de Geras de Gordón, en 2018, para recuperar los restos de Francisco Alonso es muy grande. La dificultad para dar con los restos también lo es, pero se confía en que, como ocurrió en Geras, se puedan recuperar los restos de Celestino González Bayón.
En la primera jornada de la exhumación se acercaron varios vecinos a interesarse por los trabajos que lleva a cabo la ARMH. La asociación destaca la colaboración municipal para poder realizar esta exhumación que esperan que concluya con éxito.
En principio, no queda descartada la posibilidad de aparición de restos de otras víctimas, ya que, como explica el informe realizado de la intervención, «a pesar de tener una víctima identificada, la zona sufrió una gran represión cuyas víctimas siguen desaparecidas y el paradero de sus cuerpos hasta ahora desconocido y sin datos de su filiación y datos antemorten».
La partida de defunción de Celestino González Bayón fue expedida cuatro años después de su fallecimiento en La Pola de Gordón, seguramente a petición de sus familiares, pero no consta la causa de la muerte.
La Pola de Gordón, donde residía la víctima, fue uno de los pocos municipios de la provincia leonesa en los que el golpe de Estado del 18 de julio de 1936 no triunfó y formó de la retaguardia republicana hasta octubre de 1937.
Tras la desaparición del Frente Norte, se produjo la detención masiva de milicianos que habían estado luchando por la República y de vecinos que, tras pasar la guerra ocultos en los montes (huyendo de los efectos de la guerra, buscando refugio en la retaguardia republicana ante los excesos de la represión sublevada, etc.), regresaron a sus pueblos de residencia.