‘Stem Talent Girl’ se refuerza en León para frenar la caída de vocaciones
En busca de talento. El programa impulsado por la Junta de Castilla y León y Fundación Asti, entrega los diplomas a las 35 jóvenes de excelencia y 10 de participación. Tras el impulso de los primeros años, las matriculaciones femeninas en carreras tecnológicas caen y Asti inicia nuevos proyectos y encuestas en toda España para saber por qué.
El programa ‘Stem Talent Girl’ amplía a Primaria la búsqueda de vocaciones para las carreras tecnológicas. ‘Sten Talent Kids’ se puso en marcha este año por primera vez en León con la participación de 23 profesoras y 307 alumnos (niños y niñas de 10 a 13 años) de seis centros educativos «para utilizar la robótica como un juego para perder el miedo a la tecnología». La edad en la que se puede participar en el programa baja hasta los 10 años para paliar el descenso de vocaciones tecnológicas. Así lo manifiesta el director ejecutivo de la Fundación Asti, Rubén Martíñez, que con la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades impulsan el programa en todas las provincias de Castilla y León.
El proyecto que fomenta la vocación tecnológica entre las niñas cumple 8 años con la participación de 150 alumnas de León que se engancharon al programa con 13 años, cuarenta son nuevas incorporaciones de esta última edición. Sin embargo, Rubén Martínez se muestra «altamente preocupado» por el descenso que sufre desde hace tres años el número de matriculaciones de mujeres en las carreras tecnológicas. «Cuando empezamos el programa las matrículas femeninas en ingenierías subieron un 30% y este año es del 17%, es un dato decreciente. No entendemos por qué se está produciendo este fenómeno». Martínez recuerda que el último informe Pisa muestra que, entre los 15 y los 19 años, sólo el 15% se ve trabajando en el sector TIC «a pesar de que es un sector que genera empleo». ¿Qué es lo que está pasando». Para analizar la situación, los responsables del programa hacen encuestas entre las 1.000 alumnas que participan en el programa Stem en toda España, de las que 936 son de Castilla y León. «Queremos saber por qué toman esas decisiones» por las que las matrículas en ingeniería informática están a la baja y las de industriales no sube», asegura Rubén Martínez.
Para motivar a las jóvenes trabajan 600 mentoras en toda España, profesionales, profesoras, científicas y una decena de empresas que hacen que el programa funcione, con la aportación de los 250.000 euros que la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades destina al proyecto.
«Esta caída en el número de matrículas femeninas es simular a lo que pasó en Alemania hace diez años. Las carreras tecnológicas son duras y, aunque hay trabajo, los sueldos no están acordes con el esfuerzo. A veces son las familias las que no animan a sus hijos a estudiar una carrera porque, después del esfuerzo y la inversión, los que son brillantes se tienen que ir fuera. La empresa privada tiene que poner en valor estas carreras y, entre todos, conseguir que no se vayan a otros países y que los que están fuera, vuelvan».
Medio centenar de niñas recibieron este jueves su diploma —35 a la excelencia y 10 a la participación— en la clausura del programa de este año. María García Gómez, estudiante de primer curso de Ingeniería Aeroespacial en la Universidad de León, y una de las cinco finalistas de los proyectos de investigación ‘Stem Talent Girl’ de los treinta presentados en toda España, clausuró el acto.
Noelia Valdueza Iglesias, psicóloga, maestra de educación infantil y presidenta de la Asociación Leonesa de Mujeres Operadas de Cáncer de Mama, ofreció la últimas charla motivadora del programa. «Lo más difícil es gestionar las emociones que nos frenan, que nos anclan, como el miedo, la rabia o la incertidumbre. Tenemos que enfocarnos en otras como la esperanza, la alegría y las pequeñas mejoras que conseguimos día a día». Valdueza contó su experiencia para afrontar el diagnóstico de cáncer de mama, que le ha llevado a escribir el libro Tranquilo Manuel, todo va a salir bien, del que ya ha vendido mil ejemplares. «Me centré en las emociones que me hacen crecer. Recurrí a ayuda psicológica durante la enfermedad para trabajar mis emociones negativas. Lo más importante es darse cuenta de lo que e vive en el aquí y el ahora y no dejar para después ningún plan porque nunca sabes en qué momento te va a cambiar la vida». También aprendió a alejarse de las persona tóxicas. «A veces no es posible, pero sí tenemos la capacidad de decidir cómo lo gestionas y la forma de abordar esa relación, que puede ser profesional».