Diario de León

Rabanal de Luna espera en julio al primer bebé que nace en 23 años

«Lo nuestro es el pueblo». Almudena, Rubén y su hija Diana viven en Rabanal de Luna desde hace cinco años. Esperan a su segunda hija, la primera que nacerá en el pueblo desde hace 23 años y que será la quinta vecina que vivirá todo el año esta localidad.

Rubén Rodríguez, Almudena Chacón y su hija Diana, en la puerta de su casa en Rabanal de Luna. DL

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«No queremos irnos de aquí. Lo nuestro es el pueblo». Almudena Chacón Álvarez está embarazada de ocho meses. Espera a Irene, su segunda hija, para el mes de julio. Irene será la primera bebé que nace en Rabanal de Luna desde hace 23 años. El último fue Andrés Fernández, que nació el 24 de mayo de 2001 y también fue el único niño que vivió en este pueblo del municipio de Sena de Luna.

Rabanal de Luna, como tantos pueblos de León, sufre las consecuencias de la despoblación y el envejecimiento, sin que haya relevo generacional para dar vida a una zona que se llena en verano pero se vacía en invierno. En el censo hay registradas 28 personas, pero sólo viven siete permanentemente, tres de ellos en la carretera que da acceso a la localidad. En verano superan los 200 habitantes.

Almudena, su marido Rubén Rodríguez, de 41 años, y su primera hija, Diana, que nació hace cinco en Sena de Luna, son la única familia que vive todo el año en el pueblo a las duras y a las maduras, además de otro vecino de unos 70 años. El resto, va y viene en los fines de semana o para hacer arreglos y reformas a unas viviendas que cotizan al alza en una zona de arquitectural rural.

La familia se asentó en Rabanal de Luna al poco de nacer su primera hija. «Antes vivíamos en Sena de Luna, pero nos trasladamos a Rabanal porque nos compensaba más el alquiler de la casa. Lo que teníamos claro es que no queríamos dejar esta zona. Yo nací en Pobladura y mi marido en Abelgas, así que tenemos muy claro que apostamos por este municipio».

La familia Rodríguez Chacón pasa casi todo el año sola, con la única compañía de un vecino, y de animales, como las ovejas , las yeguas o la vaca de raza Highland, una de sus últimas adquisiciones, y de la que está muy orgullosa. "El ganado lo tengo en Abelgas. No estamos dispuestos a alejarnos de aquí, es lo que nos gusta y, pese a las dificultades, aquí seguiremos no quiero el ambiente de la ciudad, aunque tenga que tirar de coche para todo. El médico lo tenemos todos los días en Sena y el pediatra una vez al mes en San Emiliano».

«Lo peor de vivir aquí es el estado de las carreteras», asegura Almudena que pese a todo no está dispuesta a cambiar su estilo de vida. «Mi marido va todos los días a trabajar a Geras de Gordón. Tarda media hora en llegar y en invierno, con las nevadas, hay noches que se tiene que quedar a dormir allí porque no puede venir porque la carretera se pone fatal. Pero nos organizamos, llenamos el arcón y del huerto recogemos las verduras»

Diana va todos los días al colegio de Huergas en autobús y se queda a comer. «Cuando cambie a sexto de Primaria se trasladará a Villablino, si no cierran el colegio», teme Almudena.

«Necesitamos que venga gente joven, que les gusten los animales y se queden a vivir aquí, que mantengan y respeten las tradiciones, lo que es propio de la zona. Muchas familias vienen, compran y arreglan casas, pero no se quedan, sólo vienen en verano o algún fin de semana. El resto del tiempo estamos solos. Necesitamos gente que venga, que les guste vivir en un pueblo, que no les moleste que los perros estén suelos en la calle ni que el gallo cante al amanecer ni que las ovejas y las vacas ensucien las calles. Así es la vida en los pueblos», donde no falta nunca qué hacer. «Atender la casa, la niña, las vacas, que están en Abelgas, las yeguas que tengo aquí en Rabanal, las ovejas, y moverse para todo en coche...siempre hay mucho que hacer y esto es lo que hay que apoyar para que los pueblos no se queden sin gente».

Hoy el río cruza frío y cristalino mientras se llena de pescadores.

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