El ozono de otros países mata en Europa
Barcelona Supercomputing Center e ISGlobal calculan por primera vez cuánto mata en los países europeos el ozono troposférico procedente de otras regiones
Contaminación el 21 de mayo en la Ciudad de México. MARIO GUZMÁN
La mayoría del ozono troposférico que causa mortalidad prematura en Europa es importado y responsable de casi el 60 % de las muertes que se atribuyen a la exposición a este tipo de gas en 35 países europeos, informa Efe.
Así lo certifica un estudio internacional liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación ‘la Caixa’, en colaboración con el Barcelona Supercomputing Center — Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS) y el Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica de Francia (Inserm).
El ozono troposférico (O3) es un contaminante atmosférico nocivo formado en la troposfera por la interacción de la luz solar con varios gases precursores y su exposición en Europa es una de las principales causas de mortalidad prematura debida a la contaminación atmosférica, especialmente en verano.
Los niveles elevados de O3 se asocian a una serie de efectos adversos para la salud respiratoria, como el agravamiento del asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la disminución de la función pulmonar e infecciones respiratorias, que en casos más graves pueden conducir a la hospitalización y la muerte. Los investigadores implicados en el proyecto, publicado en la revista Nature Medicine , cuantificaron al 88,3 % de todas las muertes atribuibles a este contaminante.
Las mayores cargas de mortalidad se estimaron en los países más poblados (Alemania, Italia, Francia, Reino Unido, España y Polonia), mientras que las tasas de mortalidad por habitante más elevadas se registraron en los países del sudeste (Bulgaria, Serbia, Croacia, Hungría, Grecia y Rumanía).
España, Francia y Portugal fueron los países con la mayor fracción de mortalidad atribuible causada por el O3 nacional con respecto a las contribuciones de otros países europeos, con un 53,7 %, 47,1 % y 46,2 % de las muertes respectivamente. El estudio subraya la necesidad de una cuantificación sistemática de las contribuciones nacionales, comunitarias y extracomunitarias.