Diario de León

Un hogar en una cabina de bicis de León

Batalla artística por un techo. Salvador Armesto protagoniza una acción artística y reivindicativa para reclamar un techo para las personas que, como él, carecen de hogar. El Ayuntamiento ha apremiado al artista callejero a desalojar la casa que ocupa en Los Osorios por «ruina inminente».

Salvador Armesto, con su perra Paca, durante la acción artístico-reivindicativa al lado de una cabina de bicis. RAMIRO

León

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Es uno de los diez mejores artistas callejeros de pompas que hay en Europa, el único que trabaja con las dos varillas en una mano, el personaje inolvidable de la infancia de muchos jóvenes a los que ilusionó envueltos en una pompa de jabón con su fórmula secreta. 

La huella de Salvador Armesto Núñez, el Señor de las Pompas, está en las hemerotecas en muchas crónicas firmadas por el añorado crítico de arte de Diario de León, Marcelino Cuevas. Desde que llegó a León, hace 23 años, este gaditano de nacimiento y madrileño de formación, agitó el panorama cultural de una ciudad que despertaba al siglo XXI con ganas de dar paso a una nueva creatividad.

La Escuela de Percusiones de León fue su plataforma más sonora en las redes, pero además impulsó numerosos proyectos culturales colectivos —pintar autobuses, interpretar la Pasión de Cristo, llevar a los mejores ilustradores de León a los mupis en la feria Leer León...— e individuales como el mural en los depósitos del agua o su exposición El sueño de Gracián en la Escuela de Arte. La malograda Casa de las Carnicerías o el Palacio de Don Gutierre también vieron su obra y la que impulsó de otros artistas, muchos desconocidos y otros tantos consagrados. Concitó a artistas a favor del comedor social. Su idea de resignificar Guzmán el Bueno, espera. Él no se rinde.

«He contribuido a esta ciudad de una forma honesta, creativa y empática, partiendo de empezar pintando en la calle hace 22 años y sin padrino». Salvador Armesto Núñez reivindica su aportación como artista a una ciudad a la que llegó por amor, donde ha movilizado el panorama cultural desde principios del siglo XXI y ahora está abocado a vivir en la calle por falta de techo.

Desde hace ocho años su vida inició un descenso a la invisibilidad del sinhogarismo. Tras perder el trabajo y quedarse «con una mano delante y otra detrás» decide ocupar un singular inmueble de la calle Los Osorios, 27. Un chalecito de 1953 que es el último vestigio de lo que fue La Palomera cuando era las afueras de León y estaba salpicado de presas, huertas, prados y casas de campo.

Su perra Paca le acompaña desde hace siete años. Son los únicos vecinos de este inmueble al que el Ayuntamiento de León ha declarado en «ruina inminente» ordenando su desalojo mediante un decreto del concejal de Desarrollo Urbano, Luis García Copete.

Como contestación a esta medida, que será recurrida formalmente por su abogada, Rosa María Sánchez Griego, Armesto ha iniciado una particular batalla artística. Esta semana empezó la grabación de la pieza Living in the street (Viviendo en la calle), con la participación de Martín Ruano, para mostrar cómo la ciudad, el Ayuntamiento de León, «cuida de sus enseres urbanos y se olvida de las personas». «Las bicis se ponen a cubierto con dinero público, pero no hay viviendas sociales más que ese proyecto que el Ayuntamiento de León tiene con el Sareb para jóvenes. ¿Qué hacemos los mayores y los que vivimos de una pensión no contributiva de 526 euros como es mi caso?», plantea.

Salvador Armesto tiene 64 años y actualmente completa la prestación con un trabajo temporal en un centro especial de empleo con base en la estación de autobuses. Considerado como uno de los diez mejores artistas callejeros de pompas que hay en Europa, se siente orgulloso de que lo reconozcan «chavales de 16-20 años porque de niños les metí en una pompa de jabón» y se emociona al recordar los 20 euros que le dio una abuela agradecida el mismo día que le confiscaron a su perra Paca en la plaza de la Pícara Justina.

La casa de Los Osorios 27 han sido visitada en numerosas ocasiones patrullas de la Policía Local, ha sido inspeccionada por el personal de Urbanismo y hasta en tres ocasiones han acudido los bomberos a sofocar incendios intencionados, el último el 3 de mayo, de los que Salvador y su perra Paca han logrado salir ilesos. Nadie de servicios sociales.

El Ayuntamiento de León evalúa en más de 21.000 euros el coste del derribo de la casa. Inicialmente, la Junta de Gobierno Local dio plazo de plazo a la Sareb (Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de las Reestructuración Bancaria Sociedad Anónima) desde el 24 de marzo de 2023 hasta la misma fecha de 2026 para la demolición del inmueble.

La Sareb pidió una prórroga del plazo para la demolición el 22 de agosto de 2023 petición que fue denegada en diciembre de 2023. La Junta de Compensación, que lidera esta entidad, también pretendió que el Ayuntamiento de León se ocupara del desalojo, a lo que el consistorio respondió negativamente porque «no concurrían las circunstancias previstas (...) para considerar que el inmueble se encontrase en situación de ruina inminente».

El último incendio justifica ahora la orden del desalojo en base a la «ruina inminente» del inmueble por la seguridad de las personas y el entorno. Los desperfectos causados por el último incendio han sido determinantes. Salvador Armesto sostiene que detrás de los incendios hay una «mano negra» para acelerar el proceso de ruina y expulsión del edificio, que «ya intentaron cuando me quitaron a la perra». El artista callejero se niega a salir del edificio sin que la Sareb le dé una alternativa. «No tiene obligación legal, pero sí moral. Con un local de 30 metros, que tienen a patadas, y al que podría dedicar el 25% de mis ingresos».

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