Amidown busca piso en León para un proyecto de vida independiente
«Hemos tocado muchas puertas, pero nada». El proyecto Piso de Aprendizaje, en el que han participado 25 personas con síndrome de Down, acaba sin que la asociación haya conseguido alquilar un piso para continuar con el programa.
Editorial: El apoyo público debe mantenerse
David Villarroel, de 30 años, aprende a mantener la casa limpia, comprar y cocinar. Dos días a la semana acude al apartamento piloto que Amidown ha alquilado en un centro hotelero en La Palomera para poner en marcha el proyecto Piso de Aprendizaje. El objetivo es que los usuarios potencien su autonomía y pierdan el miedo a desenvolverse solos con las tareas del hogar y les abra las puertas a llevar una vida lo más autónoma posible, como cocinar, limpiar, hacer la cama, pensar un menú, elaborar la lista de la compra y comprar en el supermercado. Lo hacen supervisados por Eva Alonso Martínez, maestra de Audición en Lenguaje y Educación Especial, y Andrea, alumna en prácticas que estudia Grado Medio en Dependencia.
David es una de las 25 personas con síndrome de Down que han participado en un proyecto piloto que acabó el viernes. Arrancó con una subvención de la Consejería de Industria, Comercio y Empleo de la Junta de Castilla y León en el ámbito de la colaboración con instituciones sin ánimo de lucro que contraten personas desempleadas para la prestación de servicios de interés general y social. El mayor contratiempo con el que se han encontrado para poner en marcha la iniciativa es que no han conseguido alquilar un piso para continuar y ampliar un programa que busca desarrollar la autonomía. «Necesitamos un piso, no tiene que ser muy grande, con una habitación, un baño. No tenemos mucho dinero para pisos caros. Hemos respondido a anuncios, llamado a muchas puertas, pero nadie nos quiere alquilar. Las personas son síndrome de Down son muy respetuosas, hay una asociación detrás de las tutela, pero no quieren alquilarnos para poner en marcha un proyecto que ya está en marcha en casi toda España y lo hacen muy bien», asegura la presidenta de Amidown, Mamen Pardo.. La asociación podría pagar alrededor de 500 euros por el alquiler. «Nuestro objetivo es que las personas con síndrome de Down aprendan a vivir juntos y autónomos. Un piso supervisado, tutelado y con Amidown como respaldo. Somos una asociación que lleva trabajando en León muchos años y todo el mundo nos conoce».
«Quiero saber hacer el mayor número de cosas e independizarme», dice David mientras friega los platos en la cocina. Mientras, Virginia Vega Marcos, de 30 años, limpia y recoge el baño supervisada por Eva Alonso, que le indica los pasos a seguir para conseguir un buen resultado. «Yo sabía fregar un poco, me han enseñado en casa. Aquí aprendo a limpiar el polvo, hacer el almuerzo y limpiar los cristales, que es lo que más me gusta. Me gustaría vivir en un piso con mis amigas de Amidown».
Las familias, en su afán por facilitar la vida y proteger a sus hijos, relajan las peticiones de los profesionales para que les motiven para hacer las tareas. «Hay familias a las que les cuesta. Por una parte quieren que hagan una vida normal, pero por otra da vértigo que se vayan de tu lado».
Yolanda García Pérez dice que quiere aprender de todo. «Estoy aprendiendo a hacer la cama, me gusta mucho. Y me encanta hacer la compra, elegir lo que me gusta. Me gustaría vivir con mi familia y que me dejen hacer cosas sola».
David, Yolanda y Virgina son tres de los 81 usuarios con los que cuenta Amidow. El más pequeño tiene dos años y el mayor 45. «Cada vez son menos niños pequeños y necesitaríamos residencias para que los mayores vivan en comunidad».
Yolanda García Pérez
Virginia Vega Marcos
David Villarroel