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Publicado por
García Trapiello

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M antenemos siempre ante lo nuevo un recelo cauteloso, cuando no un necio rechazo, pues, cuando viene, toda novedad inquieta; es lo que tiene la naturaleza escaldada; pero la naturaleza también pide osadía cuando el hambre hace gritar a las tripas. El hambre es la principal razón que mueve a la vida; lo demás es política, guerra o sexo. Es el caso que traigo aquí con un mirlo y unos anacardos. Tenía olvidada en mi escritorio una bolsita de estos frutos secos que, pasados unos meses, se habían arranciado algo, como es natural; y como tirarlos habría sido un pecado contra el hambre y las providencias, decidí triturarlos un poco y ponerlos en un platito que coloqué en el balcón, frecuentado a menudo por una tropilla gamberra de pardales buscando miguitas y abonándome de paso los tiestos. Pero esta vez el que frecuentó visitas fue un mirlo (la mirla es menos atrevida) que muy ocasionalmente acude a escardar la tierra de las jardineras buscando lombriz o insectos, su dieta básica, aunque a veces ladronea las migas del gorrión. Pero no pensaba que en esta ocasión atacaría a los anacardos con una ansiedad voraz. Fruto insólito, totalmente desconocido para él, algo imposible de dar estos campos (en la bolsita pone que vienen de Vietnam, ahí al lado, pasando Oteruelo a mano izquierda). Anacardo. Fruto emigrante desde el confín asiático. El mirlo no receló de él. Podría pensar, como se dice aquí ahora sobre emigrantes o refugiados o lo que llega de lejos, que podía tener algo que estremecería sus tripas, pero su buena fe y confianza han sido su premio. Ya no cesó de volver cada dos minutos llenando buche y pico, acarreando, señal inequívoca de que está criando. Imagino, pues, el gozo de los mirlillos con este nutritivo manjar que yo veo como el rey de los frutos secos, la suprema delicia. Esas crías de mirlo lo ven ahora como algo local. Y al anacardo vietnamita ya nunca lo verán en emigrante. Pero puede que se envicien con este sabor exótico y asiático pidiéndole mañana a papá sushi, thai, viet, coña coreana... también les cabría por lo que ya vemos.

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