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Ni agua para las merinas del cordel

Los rebaños trasterminantes de Domitilo Fernández tienen que esquivar el abrevadero restaurado en San Andrés para no dañar los árboles que han plantado

El rebaño no pudo saciar su sed en el abrevadero restaurado, a pesar de que fue hecho para las merinas. FÉLIX GARCÍA

León

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El paso de las merinas que realizan la trasterminancia desde las riberas leonesas a los puertos de montaña para pasar el verano se hace cada temporada más complicado. Los rebaños de Domitilo Fernández, que se encaminan desde la ribera del Porma hasta los puertos de Babia y Luna, tuvieron que ser apartadas del abrevadero restaurado recientemente en San Andrés para no dañar a los árboles que han plantado en el descansadero tradicional de este cordel. El pastor, con su fiel carea de ayudante, se colocó delante de los pequeños arbolitos para evitar que las ovejas se acercaran en tropel al abrevadero y los estropearan, después de ser advertidos por uno de los operarios de jardines. Quien diseñó el área verde que rodea al abrevadero ignoró que se trata de un descansadero para las merinas. El abrevadero forma parte de las infraestructuras del cordel. La falta de protección real de las cañadas, veredas y cordeles deja indefensos a ganaderos y rebaños. «Luego dicen que es bonito pasar a las ovejas, pero poco se hace por ellas y los derechos de paso que tienen no se respetan», lamentan.

No existe clasificación aprobada de las vías pecuarias en San Andrés, pero el Cordel de León es conocido desde tiempo inmemorial y sigue en uso por varios rebaños en su camino de ida y vuelta estacional. Cuando se restauró el abrevadero, a propuesta del entonces concejal popular Alfonso Astorga Redondo, la Junta emitió un informe en el que reconoce que el Cordel de León desciende siguiendo el valle del río Bernesga y continúa por las eras al oeste de Pobladura, Sariegos y Azadinos; alcanza Villabalter, San Andrés del Rabanedo y Trobajo del Camino. Manuel Rodríguez Pascual describe esta vía pecuaria en su libro La trashumancia: «...bordea el cementerio de Villabalter y continúa por un camino estrecho que bordea San Andrés por el lugar conocido como Truébano, junto a cuidados prados, para alcanzar el centro de formación profesional».

El veto del abrevadero por inocentes arbolitos no fue el único obstáculo. Ayer las ovejas tuvieron que echarse a la carretera en Camposagrado porque un ganadero de vacuno ha vallado la finca por la que atraviesa el cordel. Pobres merinas.

El rebaño no pudo saciar su sed en el abrevadero restaurado, a pesar de que fue hecho para las merinas. félix garcía

La cabra reclamando su derecho al agua en el abrevadero de San Andrés.FÉLIX GARCÍA

El pastor pendiente del rebaño para que no rozara los arbolitos.FÉLIX GARCÍA

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