Diario de León

Sara Aller Mayo, atleta paralímpica: «Sabía que no iba a ser fácil, pero es apasionante»

La leonesa viajará en agosto a París para participar en los Juegos Paralímpicos con la práctica de boccia en la modalidad de parejas junto al catalán Vasile Agache. Un accidente de tráfico cuando tenía 19 años la dejó en silla de ruedas.

Sara Aller Mayo

Sara Aller Mayo.F. Otero Perandones.

León

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Un accidente de tráfico cuando tenía 19 años dejó tetrapléjica a Sara Aller Mayo (Benavides de Órbigo, 1995) . Han pasado ya diez años del fatídico día y aunque confiesa que al principio no le gustó la idea, la boccia le ha cambiado la vida. En agosto compite en los Juegos Paralímpicos de París, tras lograr una plaza en la modalidad de parejas junto al catalán de origen moldavo Vasile Agache, un puesto que ha conseguido tras lograr una medalla de bronce en las pruebas Preparalímpicas celebradas en la localidad portuguesa de Coimbra en el mes de marzo. «Practicar deporte me ha cambiado la vida para bien. He logrado una rutina, una motivación para mejorar, viajar, conocer gente, otras culturas y relacionarme con otros deportistas. Sabía que no iba a ser fácil, pero es apasionante».

Sara Aller vive con su padre, que es su cuidador principal desde que tuvo el accidente que la dejó en silla de ruedas. Tras el siniestro que la dejó atrapada en el interior del coche, estuvo ingresada en el Hospital de León veinte días, en cama y con un respirador. «Me trasladaron al Hospital Nacional de Parapléjicos en Toledo y mi primer objetivo era dejar el respirador y respirar por mí misma. Cuando me trasladaron a planta comencé la rehabilitación. Todo era muy lento, pero a medida que se me desinflamaba la médula pude empezar a levantar la muñeca. Lloré de felicidad. Después empecé a recuperar la voz y pude llamar a mi hermana gemela y cantarle nuestra canción, Mi princesa, de David Bisbal».

Entonces llegó la pandemia y el confinamiento, una oportunidad para compartir sus experiencias en redes sociales. Ahí fue visible para la Selección Española, que la contactó por Instagram para proponerle hacerle una prueba para captarla como jugadora de boccia. «Ya lo había practicado en el CRE de San Andrés y no me gustó, siempre fui de deportes muy activos, como el baloncesto. Conocía el CRE y Aspaym porque iba a terapia y al fisio. Cuando tuve el accidente decidí dedicarme sólo a mí».

La prueba deportiva para la selección fue en Valladolid. «Iba con la idea de que no me iba a gustar, pero Francisco José Padilla, el entrenador, me conquistó con sus explicaciones, me dijo que era un juego de estrategia y que iba a conocer a gente».

Con la boccia ha conseguido varios éxitos deportivos. «Empecé a entrenar en serio hace año y medio. Los entrenadores de boccia son voluntarios y antes venía una chica de Zamora, pero cuando dejó de venir lancé un mensaje de ayuda en Instagram y se ofreció mucha gente de León». Ahora entrena tres horas todos los días en el polideportivo de su pueblo, Benavides de Órbigo, gracias también al apoyo de la Fundación Soltra, que le compra el material deportivo y de la que es embajadora de la campaña ‘Hazte Incluencer’ dirigida a escolares y la sociedad en general. «Gracias a que Soltra me subvenciona el juego de bolas pude optar al mejor material desde el principio y eso fue un factor decisivo para obtener una mejor clasificación».

La boccia es un deporte parecido a la petanca que consiste en tirar las bolas y acercarlas a otra pelota blanca que es el objetivo para conseguir más puntos.

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