Diario de León
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CORNADA DE LOBO. GARCÍA TRAPIELLO

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E n pleno pecho del chaleco antibalas de gran correaje que llevaba el general boliviano Zúñiga tras ser detenido por urdir un golpe de estado de opereta llevaba escrito en letra bien gorda y clara una palabra que aquí no se estila tanto, salvo en partes policiales o juzgados: Aprehendido ponía. ¿Qué? Al diccionario. « Aprehender: coger, asir, prender a alguien o bien alguno, especialmente si es de contrabando ». Y en esas se ve a ese general: prendido, por no decir detenido, retenido o preso de patas en el delito. Pon aprehendido, dicen en Bolivia, ponlo así, en viejo castellano fino para reafirmar nuestra propia lengua (en muchos países de la América españolizada lo tienen por seña de identidad para no rendirse al tantísimo inglés que les coloniza). Qué curiosa costumbre en Bolivia la de señalar claramente al detenido y que se lea de lejos, que se vea en blanco sobre negro lo barrabás que haya sido. Interesante norma. Podría ensayarse aquí esto de rotular en la pechera la condición procesal de cada cual, pero eludiendo el castellano clásico o el irse por las ramas, bien clarito: «Detenido», «Imputado», «Investigado», «Citado», «Preso»... cada cual lo suyo. Y que se sepa con quién nos la jugamos poniéndolo bien visible en la camiseta negra que se les dará al final para salir con ella puesta de los juzgados, como ese Zúñiga con su chaleco. Que lo sepan todos porque su quebrantamiento de la ley afecta a toda la comunidad robándonos la seriedad y seguridad que todo país y sociedad civilizada han de garantizar. A las claras, a vernos las caras. Transparencia, señores de la sala. Sería socialmente instructivo. Y que pasen algo de vergüenza pública con esa camiseta es la mínima pena que sin duda se merecerá. Además, se divertiría mucho el pueblo, cosa sana en estos tiempos tan serios. Y si encima anda la prensa y los tiktokers rondando esas salidas, no habrá mayor espectáculo en teles, papeles y mentideros. Y otra cosa, ¿por qué si los delitos son públicos no lo son en tantos casos los nombres?, ¿qué privacidad es esa?, planteó Sócrates. Y nos desconcertó diciendo que aprobaba la moción de las camisetas con letrero grande, camisetas, vengan esas camisetas,

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