Edificio San Marcos

L eón, junio de 1983. Edgardo Mannino e Ignacio Paricio, arquitectos afincados en Barcelona, firman este edificio para PIVAL S.A. en un solar de la Plaza de San Marcos entre la Avda. Condesa de Sagasta y la calle Sampiro, cuyas obras llevaron a cabo con José María Montes y Macario Prieto en la dirección facultativa, y Enrique Presa y José Antonio Álvarez como aparejadores… Mannino y Paricio se acomodaron a las exigencias del Plan Especial del Conjunto Histórico Artístico de San Marcos adaptado al Plan General, y establecieron las alineaciones y alturas acordes a los edificios colindantes para impedir la visión de medianeras y facilitar su integración en un entorno privilegiado. Levantaron el inmueble con estructura de hormigón. Excavaron dos sótanos para instalaciones comunes y aparcamientos. Destinaron la planta baja a locales comerciales, la rampa del garaje por La Condesa, y cuatro portales con sus cuartos anejos, escaleras y ascensor para bajar a los sótanos y subir a un primer nivel de oficinas y a 55 viviendas de lujo encajadas en cuatro volúmenes bien maclados: tres de cinco plantas —hacia San Marcos, al chaflán y a Sampiro—, y otro de nueve, aledaño a La Condesa, longitudinal, profundo y paralelo al Parador… En su Memoria del Proyecto Básico, los arquitectos parecían sinceramente preocupados por la composición del edificio. Dispusieron las fachadas revestidas con piezas prefabricadas de hormigón en una trama modular adaptada a huecos y macizos. Jugando con las simetrías, trataron de «evitar cualquier competencia monumental… y ritmaron las grandes superficies acentuando suavemente su modulación, utilizando uno de los elementos más valiosos usados en la construcción leonesa: ‘el mirador acristalado’, que añade a sus valores compositivos su uso como captador solar en una ciudad fría, pero muy soleada, y como ojo de la vivienda que por allí se asoma a magníficas vistas, próximas y lejanas… ¡El Lugar y el Tipo… la Memoria y la Geometría!... Un ejercicio de arquitectura moderna, complejo pero equilibrado, que aspira a «hacer ciudad» preservando la Historia y las tradiciones locales, reconciliando lo nuevo con lo viejo… Contextualismo Rossiano... ¡Aunque no lo parezca!