El Edificio Novelty

A principios de 1966, Ramón Cañas del Rio y Ramón Cañas Represa proyectaron este «Edificio Novelty» promovido por Jerónimo Fernández de Caso y Carlos Rodríguez Villa en un solar de la calle Independencia, cuyas obras ejecutaron con Ángel Panero como aparejador... Idearon un Inmueble Hotelero con estructura metálica, un sótano y ocho plantas que finalmente se redujeron a siete. Encajaron el programa funcional en tres Zonas superpuestas: la Primera con el sótano para servicios generales; la planta baja con los accesos, escaleras y ascensores, además de Bar Americano, Restaurante, Cafetería, Cocina al fondo, y otro vestíbulo y escalera para subir a los Comedores y Salones de Banquetes en plantas primera y segunda. La Segunda Zona para una Residencia en las plantas tercera a sexta, Y en la séptima, una Tercera Zona con 2 viviendas parcialmente retranqueadas. Trazaron la fachada tratando de manifestar al exterior los componentes interiores. Un alto basamento en tres niveles; abajo los accesos y los escaparates de los locales protegidos por liviana marquesina de acero y vidrio; las plantas primera y segunda, con carpintería de aluminio acristalada de suelo a techo entre los pilares estructurales bajo otra visera corrida con luminarias entre paneles de madera. Una entreplanta técnica daba paso al cuerpo residencial en cuatro niveles estructurados por franjas horizontales de gresite blanco y vanos seriados en disposición simétrica entre machones de material vitrificado azul. Y remataron la composición con el ático retranqueado que lleva a fachada un cuerpo revestido del mismo gresite… Los Cañas, siempre instalados en la Modernidad funcional y estética de los nuevos materiales, esmerados diseños e impecables acabados, nos proponían aquí vivir inéditas experiencias en espacios amplios, elegantes y cómodos, con esa sensación de amable cortesía que nos brindaba aquella mítica hostelería de los años 60… y en aquel León, que soñaba con dejar el cocido diario para atiborrarse de angulas y soufflé, mientras pasaba del botijo en el portal al cuba-libre de Fockink en la barra de «Club Radio» —o de «Las Pérgolas»—, del baño en el rio del pueblo a la playa de Gijón… ¡o de Torremolinos!