Primer autotrasplante de útero en España

Padecer un cáncer en la zona pelviana que exija tratamiento de radioterapia impide a las mujeres la posibilidad de tener hijos, tantos son los daños que ocasiona la radiación en el útero y los ovarios. Una nueva técnica quirúrgica ensayada con éxito en el Hospital del Mar de Barcelona permite, sin embargo, sortear la infertilidad.

La intervención consiste en desplazar la matriz y los ovarios desde la pelvis hasta el abdomen superior, no sin antes liberar todas las estructuras anatómicas de estos órganos. En un segundo momento, cuando la paciente ya ha recibido el tratamiento oncológico, el útero regresa a su ubicación original. De este modo, la mujer puede quedarse embarazada. Es lo que le han practicado a Rebeca Delgado, de 36 años, a quien se le detectó un tumor localmente avanzado y que requería quimioterapia y radioterapia para frenar su propagación. Los efectos adversos del remedio suponían, además de la infertilidad, la menopausia precoz, pues tanto el útero como sus ovarios se encontraban en la zona de acción de la radioterapia.

La paciente nunca había sopesado seriamente quedarse embarazada, pero por si algún día lo intentaba, los médicos le aconsejaron someterse a una técnica experimental para preservar su capacidad de gestación. «Me aseguraron que esta posibilidad me daba tiempo para decidir si quería ser madre.

Dije que sí y creo que he hecho lo correcto», asegura. Delgado pasó por el quirófano para que se le hiciera una transposición uterina, también llamada autotrasplante. Solo 22 personas en todo el mundo, según Gemma Mancebo, jefa de sección de Ginecología y Obstetricia del Hospital del Mar, se han sometido a esta innovadora cirugía. Dos mujeres que fueron intervenidas ya han dado a luz a sus bebés: uno en Brasil en 2022 y otro en Estados Unidos en el pasado mes de marzo.

A Delgado se le hizo la primera parte del procedimiento en noviembre de 2023, antes de ser radiada. El útero, de unos siete centímetros de tamaño, emplazado entre la vejiga y el recto, fue movido junto a los ovarios hacia arriba, dejando la matriz a la altura del ombligo. La operación reviste complejidad técnica, pues es preciso procurar la vascularización de los ovarios, que son los que alimentan al útero.

A mediados de diciembre, recibió radioterapia y, luego quimioterapia. Vino después un mes y medio de descanso y retornó al quirófano en junio, esta vez para una doble intervención: devolver los órganos reproductores a su posición anatómica tradicional y extirpar los restos de tumor que quedaron. «Ahora el útero está reposicionado y es útil, aunque sigue con medicación para que cicatrice bien», apostilla Mancebo.