Diario de León

Diario emocional a favor de la lucha contra el cáncer

Soraya Fernández: «El momento presente es el regalo que tenemos»

 ‘Desplegando mis alas’ es una historia de superación tras otra relatada por una leonesa a la qu el cáncer le ha tocado en cuatro seres queridos, de los que solo uno es superviviente. Soraya Fernández, empleada en un hipermercado, se ha roto en mil pedazos y recompone sus alas día tras día. 

Soraya Fernández, con el libro ‘Desplegando mis alas’, en el lugar donde empezó a escribirlo. FERNANDO OTERO

León

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Cuando se habla de cáncer en primera persona son los pacientes las primeras voces que se escuchan. Detrás de ellas están los silencios de familia, amistades... Soraya Fernández, una berciana que nació en el París de la emigración española a mediados de los años 70, ha transformado una pesadilla en un sueño que vuela con la magia de una mariposa en Desplegando mis alas. Y ha puesto voz, negro sobre blanco, a su historia como familiar de cuatro seres queridos que se han enfrentado al cáncer. Solo una sobrevive.

Lo que empezó como «un diario emocional, un legado para mis hijas», resultó ser una eficaz terapia para sí misma y contiene píldoras de autoayuda, al alcance de cualquiera, envueltas en una historia trepidantemente sincera. Es la historia de una mujer que se ha roto en mil pedazos y se recompone día tras día.

Soraya cree en la magia. Y podría decirse que tiene pruebas de que existe. En medio del dolor por la pérdida de su marido, Marcos, que seguía a la de su padre y a la de su madre, empezó a escribir su historia. Recuerda que fue durante un paseo por La Candamia, un lugar que «me da mucha paz».

Provista de cuaderno y bolígrafo, echó a andar por el territorio desconocido de la hoja en blanco. «No pensaba que acabara como acabó, ni mucho menos que se convirtiera en un libro pero todo ha ido fluyendo de manera mágica», confiesa.

‘Desplegando mis alas’ es el «canto a la vida» de una mujer que ha afrontado tres duelos por el cáncer y la lucha por la supervivencia de su hermano frente a esta enfermedad. Sobre el recuerdo del «horrible dolor» se superponen las lecciones de vida que estos seres queridos le han dejado como legado. De su madre subraya que «luchó como una guerrera y nos enseñó tanta bondad, tantos valores, tanto amor...». De su padre, presidente de la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados del Bierzo Alto (Arabi) tras sobreponerse a la adicción, destaca el espíritu de superación, pero también la entrega a su esposa durante toda la enfermedad, al igual que a su hijo. Su corazón estaba destrozado, también físicamente, y tras ser trasplantado con éxito no pudo superar el mismo cáncer que había tenido su hijo. «Fue un sanador, un ángel, una persona con un corazón gigante, de todos y para todos».

Soraya Fernández repite un mantra en el libro: «La realidad es la que es y no la podemos cambiar, pero sí podemos decidir cómo queremos vivir dentro de ella». Ella, que tiene tendencia a ver el vaso medio lleno más que medio vacío, refleja al contar su historia de superación una transformación que ha sido su piedra de toque para encarar la adversidad. «Soy el resultado de todo lo que me ha ido pasando», apunta.

La enseñanza

«Las cicatrices son muestra de la fragilidad y de la imperfección, pero también de la resiliencia»

Mientras hilaba su relato, la historia de aquella niña que «pintaba las cosas de los colores más preciosos», se dio cuenta de que le gustaba escribir y empezó a anotar sus reflexiones más profundas en sus cuartillas. La editora, Marina Díez, de Mariposa Ediciones, los ha puesto en cursiva al final del libro.

Soraya Fernández quiere recalcar con su libro testimonial que «el momento presente es el regalo que tenemos». Ella no dice dos frases sin mencionar que «me siento afortunada» por haber aprendido a vivir ese presente, también gracias a sus hijas, el legado más importante que le queda de su marido, aparte de su fortaleza, generosidad y espíritu de superación.

En mitad del relato surgió la frase desplegando las alas. Luego tuvo un sueño. Sobre un cielo azul oscuro, las alas de una mariposa morada eran atravesadas por una línea dorada. De ahí surgió el título Desplegando mis alas. Un amigo hizo llegar las cuartillas a la editorial y su amigo Héctor Valdesueiro, impulsor del proyecto solidario ‘Kilo al cuadrado’, dibujó su sueño sin conocerlo en la contraportada del libro y comparó su proceso con la técnica japonesa del kintsugi , que repara los objetos rotos con oro y adquieren un valor superior.

«Hay una historia detrás de todo lo que se daña o se rompe, y esas cicatrices son muestra de la fragilidad y de la imperfección, pero también de la resiliencia, la capacidad de hacerse más fuerte y recuperarse», sostiene.

En la portada, una especie de Wendy sentada sobre burbujas verdes en un guiño a la Asociación Española de Lucha contra el Cáncer a la que dona sus beneficios. Tras el debut en Bembibre, su pueblo, en el mes de abril, Soraya Fernández ha llevado su libro a La Pola de Gordón, La Bañeza, Santa María del Páramo, la feria del libro de León y La Vecilla. El 10 de agosto tiene otra cita en Villalfeide y en octubre participará en la carrera de la Asociación Española contra el Cáncer que, allí donde va, le acompaña con sus representantes locales.

«A veces no nos damos cuenta de lo importante que es colaborar con las asociaciones hasta que lo vives muy de cerca», subraya Soraya Fernández. La mujer que cada mañana elige ser feliz, «¿y tú?», pregunta a sus lectores.

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