Esther Pernía: «Estaba a punto de tirar la toalla y Soltra me rescató»
Tiene tras de sí una doble historia de superación. La huida de la violencia de su país, Haití, y el accidente de autobús que afectó severamente a su movilidad. El trabajo en la empresa Soltra en León ha sido su tabla de salvación.
Esther Pernía vive sin madre desde los dos años y nunca ha conocido a su padre. Siendo una adolescente decidió dejar su país, Haití, presa del miedo a la violencia rumbo a República Dominicana. El destino le puso delante la posibilidad de ir a Suiza a trabajar en la cocina de un restaurante. Con un préstamo de 5.000 euros, emprendió el viaje a Europa. Tras un breve paso por Alemania llegó al destino esperado en la zona francesa del país helvético, algo que facilitaba su desenvolvimiento por el idioma. Pero todo se vino abajo cuando le dijeron que el restaurante había cerrado. Pasó unos días horribles en un piso hasta que, a través de una amiga, consiguió salir rumbo a España. Trabajó cuidando niños y sin papeles. Después de un accidente laboral se traslada a León y encuentra un nuevo trabajo cuidando niños.
«Después del accidente encontrar trabajo fue muy difícil y sin trabajo perdía mi residencia»
Pero una nueva tragedia atravesó su vida. Un accidente cuando intentaba subirse a un autobús dejó su movilidad gravemente afectada. Caminar con dos muletas y dolor no era lo peor que veía en el túnel en el que había entrado su vida. «Al trabajo no le tengo miedo, pero después del accidente mi vida se transformó». Lo que angustiaba a esta Esther Pernía era no poder acceder a la residencia.
Temía ser deportada porque no existe convenios entre Haití y España que faciliten la residencia. «Estaba totalmente desesperada, con dolor y a punto de tirar la toalla», comenta.
Llevó su curriculum a numerosas empresas y en todas le decían que «no me podían dar el trabajo porque no puedo coger peso o me muevo mal». «Me sentía rechazada por el mundo: no tenía la ciudadanía, no tenía estudios y solo tenía la discapacidad y dos muletas». Hasta que llegó «el héroe que me rescató». Esther Pernía cuenta que, a través de Inserta, le llegó la oferta de trabajar en Soltra. «Primero me dieron una formación y mi primer contrato fue para cubrir las vacaciones como telefonista en una residencia», explica.
Después pasó a la sección de Automoción, donde actualmente realiza labores de control. La fecha del 11 de noviembre de 2021 es una fecha memorable para esta mujer. «Esta fecha es un nuevo nacimiento para mí. Estoy muy contenta, creo que le debo la vida a esta empresa», señala. Tener un trabajo fijo le da seguridad.
Trabaja desde las 6.55 hasta las 14.55 y por las tardes asiste a clases de español básico en el Centro de Personas Adultas (Cepa) Faustina Álvarez. Para desplazarse a La Virgen del Camino comparte gasolina con compañeros que llevan el coche. Para las clases tiene que ir andando. Subirse al autobús le resulta imposible y para acomodarse cada mañana en el coche tiene que hacer malabares. «Tengo una placa con ocho tornillos, pero la pierna está como suelta», señala.
Esther Pernía quiere animar a cualquier persona que tenga una discapacidad a no perder la esperanza. «Aunque en algún momento crean que no hay salida, que mantengan la confianza porque la habrá. Yo estuve en un túnel que parecía que no tenía salida, en un pozo sin fondo. Tuve confianza en Dios y en mí misma», apostilla. Y recuerda que «Soltra hace un hueco a todas las personas».