De la basura al huerto: el autocompostaje como solución al desperdicio
Compromiso para un futuro con menos residuos El ayuntamiento de León continúa con la campaña de fomento del reciclaje de residuos orgánicos domésticos. Los inscritos en la iniciativa reciben un compostador, formación y seguimiento para asegurar el buen desempeño del proceso ecológico.
Cada vez son más las personas que se animan a tener huerto propio. Poder cultivar los alimentos que vamos a consumir supone un cambio de paradigma en una sociedad en la que en los últimos tiempos, es cada día más habitual encontrar los productos listos para consumir envueltos en ingentes cantidades de plástico. Además, según la FAO (por sus siglas en inglés: Food and Agriculture Organization) casi un tercio de los alimentos se pierden antes de llegar a las tiendas o se desperdician entre los consumidores finales. Bajo este contexto, el autocompostaje emerge como una alternativa práctica y sencilla para paliar el desperdicio.
Este método consiste en el proceso de convertir los desechos orgánicos del hogar, en abono para el campo rico en nutrientes.
El olor no engaña
La campaña de fomento del autompostaje en León anima a los leoneses a sumarse a esta iniciativa.
«A las personas que se inscriben, les proporcionamos un compostador, una formación y un seguimiento», comenta la técnico municipal de Medio Ambiente, Sara Rodríguez San Segundo. De esta forma «pueden aprovechar los restos orgánicos cocinados o no, restos de poda o de siega y demás residuos, evitando generar basura», añade.
El compostador tiene una capcadidad de absorber, aproximadamente, los residuos de una vivienda unifamiliar de hasta seis personas y se calcula que por cada kilo de residuos orgánicos genera una media de 300 gramos de compost. La iniciativa incluye charlas formativas a lo largo del año con el fin de resolver dudas sobre el proceso. «Muchas veces nos llega gente diciendo: a mí me va muy bien, eso huele muchísimo a basura... Bueno pues hay un problema porque no tiene que oler mal», explica Andrés, el experto en compostaje que gestiona las charlas.
«El compostaje no debe de oler mal porque eso significa que se está pudriendo y el objetivo es que los residuos se descompongan, no que se pudran», añade.
Algunos de los aspectos a tener en cuenta durante el proceso son la humedad y el oxígeno. «Es muy importante la presencia de aire porque si no se producen procesos anaerobios y hay putrefacción. Por eso es importante remover los restos para mezclar todo porque cuando tú remueves estás aportando ese aire», aclara Andrés.
El dato dramático
Eduardo, uno de los asistentes a las charlas informativas, acudió para informarse de cómo aprovechar la poda de los setos para crear abono y asegura que quiere probar uno de los compostadores porque «cree que es mucho más práctico». Está jubilado y tiene un jardín de flores que requiere de mucho abono. El tiempo de descomposición de ese tipo de materiales es muy largo y en esos casos recomiendan un cribado o el uso de un biotriturador.
El proceso se puede agilizar, aunque no es necesario, usando acelerantes como el excremento de caballo. «Es un acelerante natural que tiene muchos más microorganismos que los que venden en los sobres comerciales de muchas tiendas», añade el experto.
Los residuos que se consideran compostables incluyen desde restos de comida, como mondas de fruta, restos de verduras, cáscaras de huevos, restos de jardín como podas, césped u hojas secas hasta cartón y servilletas blancas. «Incluso la lana ahora también la están usando para hacer compost con la ayuda de la lombriz roja. Antes era un recurso y ahora para muchos ganaderos es un residuo porque ganan muy poco vendiéndola», asegura el entendido.
Este proyecto surge con el objetivo de tener una economía más circular, de forma que a través de un residuo se pueda conseguir otro recurso de utilidad.
Para poder participar en la campaña tan solo hay que cumplir dos condiciones; estar empadronado en el municipio de León y disponer de una pequeña superficie de tierra.