El ‘Homus economicus’ resiste desde el Bronce
La demanda doméstica y los mercados locales habrían sido importantes motores económicos durante la Edad de Bronce europea, al igual que lo son hoy en día
Las transacciones económicas durante la Edad de Bronce en Europa (2300-800 a.C.), podrían haber sido similares al comportamiento económico actual, según un estudio publicado en Nature Human Behaviour. Los resultados sugieren que el comportamiento económico puede haber sido sorprendentemente coherente a lo largo de la historia humana reciente. Así, de forma similar a las personas de los países occidentales en la actualidad, los individuos de la Edad de Bronce tomaban decisiones en función de lo que ganaban o esperaban ganar.
El estudio de las universidades de Aarhus (Dinamarca) y Bolonia (Italia) examinaron 23.711 objetos de cobre y aleaciones de cobre hallados en yacimientos de Italia, Suiza, Austria, Eslovenia y Alemania datados entre el 2.300 y el 800 a.C. Utilizando modelos estadísticos, determinaron que la distribución del peso dentro de la muestra de aleaciones de cobre probablemente no se debía a circunstancias aleatorias, lo que sugiere que se emplearon como dinero en Europa a partir de 1500 a.C.
Investigaciones anteriores sobre la arqueología de la Edad del Bronce en Europa partían a menudo de la base de que los individuos de alto estatus controlaban la producción y el comercio, y que la mayoría de los hogares de una sociedad rara vez intercambiaban bienes. Sin embargo, la nueva investigación sobre patrones de consumo revelan una «participación generalizada de todos los estratos de la población, lo que otorga visibilidad arqueológica a una categoría social, los plebeyos, a menudo ignorada por los modelos tradicionales», escriben los autores.
Así, la demanda doméstica y los mercados locales habrían sido importantes motores económicos durante la Edad de Bronce europea, al igual que lo son hoy en día. Estos hallazgos no implican que el metal fuera la única forma de moneda o pago en la Europa de la Edad de Bronce, pues convivía con el crédito, el trueque o la redistribución, pero la difusión de la tecnología de pesaje permitió que el dinero se convirtiera en la principal fuente de transacciones.
Investigaciones previas sugieren que, siglos antes de la adopción de la tecnología de pesaje, la moneda metálica podía fundamentarse en una forma rudimentaria de regulación sin dispositivos, basada en la percepción sensorial por la mano y los ojos.
Así, la nueva tecnología no habría generado un nuevo comportamiento, sino que más bien «facilitó el paso de una multitud de monedas que aún no somos capaces de detectar a una única y principal —la metálica— en igualdad de condiciones», concluyen los investigadores.