León apoya dificultar el acceso al alcohol a jóvenes y pide más prevención
La punta del iceberg de un problema social. Más de 400 menores, familias y profesionales participaron en Proyecto Hombre en sus programas de prevención de adicciones en 2023. En Arle, el 20% de las personas que acuden a terapia son menores de 35 años. Son datos que suponen solo la punta del iceberg de un problema que está «banalizado» y del que los jóvenes y su entorno no tienen «percepción de riesgo».
El anteproyecto de ley para dificultar el acceso al consumo de alcohol en menores y jóvenes ha sido recibido con satisfacción por las entidades leonesas que trabajan en el ámbito de las adicciones. Es «muy necesario» que se adopten medidas de restricción de acceso al alcohol a jóvenes y, sobre todo, que sean acompañadas de «medidas de prevención adecuadas», señala Victoria Álvarez, terapeuta de Arle.
«El consumo de alcohol está muy banalizado y se ve con tanta naturalidad que ni siquiera en el entorno familiar se cuestiona», señala la terapeuta. «No hay percepción del riesgo. No lo ven ni chicos ni adultos», añade, por lo que «visualizarlo y eliminar mensajes erróneos» es prioritario para esta entidad que a junio de este año ha atendido a 230 personas enfermas por la adicción al alcohol y 110 familiares.
A desterrar
Arle señala que mensajes como el de «consumo responsable» o «identificar el alcohol con la fiesta son inadecuados» y contribuyen a la banalización y a la nula percepción del riesgo de desarrollar la patología.
«Con la nueva ley se pretende por un lado dificultar el acceso al alcohol por parte de los menores, controlando la venta, publicidad y marketing del mismo (prevención ambiental) y sensibilizar a la sociedad sobre el alcohol», señala Víctor García Nosti, técnico del Plan Municipal sobre Adicciones de León.
En el último año
García matiza que estas medidas siempre deben acompañada de «programas de prevención y promoción de la salud; programas en el ámbito familiar, educativo, comunitario, sanitario, laboral… siendo un conjunto de estrategias las que hay que llevar a cabo».
El Plan Municipal sobre Adicciones de León realiza prevención en el ámbito familiar con el programa Moneo, dirigido a familias con hijos e hijas de 9 a 16 años con el objetivo de incrementar la información sobre las drogas y mejorar sus habilidades educativas. Se prolonga durante cinco sesiones de dos horas cada una en las que se aborda el alcohol, el tabaco y el cannabis con niveles de consumo y circunstancias que explican su uso en la adolescencia. La comunicación familiar y el desarrollo de relaciones positivas en la familia, así como el establecimiento de límites y normas, con supervisión y pautas de actuación, el posicionamiento de la familia ante las drogas y el uso adecuado de pantallas completan la formación del Moneo.
Otro programa del Plan Municipal sobre Adicciones de León es el Dédalo. «Es un programa de prevención selectiva, que se dirige a familias con hijos entre los 9 y 13 años en los que se detectan problemas de adaptación y rendimiento escolar y problemas precoces y persistentes de conducta», explica Víctor García Nosti.
El programa Dédalo es un recurso específico para familias y adolescentes y jóvenes entre 12 y 21 años con consumo abusivo de drogas (sin tener dependencia). «Pretende potenciar los factores de protección y los recursos personales y familiares que permitan alcanzar un estilo de vida saludable y, así, conseguir frenar y/o reducir el consumo», añade. En 2023, participaron 35 familias, con 34 madres, 8 madres, 13 hijas, 22 hijos y otros tres familiares, dos mujeres y un hombre.
El programa Ícaro Alcohol es un recurso de prevención y reducción de riesgos del consumo de alcohol y otras sustancias en población menor de 18 años que es atendida por problemas derivados del consumo de bebidas alcohólicas (intoxicación, accidentes, lesiones, traumatismos, agresiones,…) en los servicios de Urgencias Hospitalarias y Emergencias Sanitarias.
Ana Álvarez, coordinadora de Prevención de Adicciones de Proyecto Hombre, señala que la nueva legislación, sin conocerla aún en profundidad «no solamente es necesaria, sino que a priori el enfoque es alentador, ya que no solo se dedica a aspectos de limitar el acceso al alcohol sino que contempla la parte educativa, que es muy necesaria».
Proyecto Hombre también ve necesario «no sólo complicar el acceso al alcohol, sino sensibilizar y concienciar a todos los agentes: familias, entorno social, escolares...».
La entidad, que el año pasado atendió a 403 personas en los programas de prevención de adicciones en menores y jóvenes, celebra que la ley va en sintonía con la Declaración de Oviedo, que suscribió a nivel nacional en noviembre del año pasado.
Las personas menores con las que trabaja Proyecto Hombre son más chicos que chicas, pero sin la diferencia que se observa en la población adulta. «Atendemos a menores en los que hay presencia de consumo, no adicción, pero es un consumo que les trae consecuencias en su vida y en su día a día, como conflictos familiares y bajo rendimiento académico», explica Ana Álvarez. El año pasado fueron atendidos 123 menores de 14-15 años a 19-20 años, de los cuales 75 fueron chicos y 48 chicas.
Proyecto Hombre desarrolla este programa de prevención de adicciones, además, con familias. Un total de 210 familiares —144 mujeres y 66 hombres— participaron el año pasado. El ámbito profesional —escolar, sanitario, trabajo social...— también recibe formación en prevención. En 2023 se adhirieron a este programa 70 profesionales, de los cuales 52 eran mujeres y 18 hombres.
Ana Álvarez destaca que aunque la mayoría de los menores o familiares acuden cuando se produce un consumo de cannabis, porque resulta más alarmante, «en la mayoría de los casos existe el consumo de alcohol y se han iniciado a través del alcohol o el tabaco».
Proyecto Hombre desarrolla el programa Indicale con la Diputación de León, el Ayuntamiento de Ponferrada y el Ayuntamiento de San Andrés, al igual que el Ícaro Alcohol que desde 2017 trabaja con menores que llegan a urgencias por algún problema con el alcohol.
«Tenemos que tener claro que hay un problema y que por el alcohol se empieza, pero lo cierto es que está normalizado e incluso se considera inherente al crecimiento, pero no tiene por qué ser así», subraya la técnica de Proyecto Hombre. «Hay una problemática y hay un riesgo, sobre todo cuando hablamos de menores», insiste.
Según el Plan Nacional sobre Drogas, las drogas con mayor prevalencia de consumo, en los últimos 12 meses, son el alcohol (76,4%), el tabaco (39,0%) y los hipnosedantes con o sin receta médica (13,1%), seguidos del cannabis (10,6%) y la cocaína polvo y/o base (2,4%). Las prevalencias de consumo en los últimos 12 meses son mayores en el grupo de 15 a 34 años, salvo hipnosedantes y analgésicos opioides, cuyo uso se incrementa a partir de los 35 años. Las borracheras se dan, sobre todo, entre los jóvenes adultos de 15 a 34 años. En esta franja el 35,4% de los hombres y el 24,1% de las mujeres dicen haberse emborrachado alguna vez en los últimos 12 meses, y el 6,4% en el último mes.