Diario de León

Las temperaturas extremas de julio han causado 771 muertes en España

Ricardo Rubio - Europa Press - Archivo

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Publicado por
Rocío Mendoza
Madrid

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Las olas de calor de este verano se hicieron esperar hasta la segunda quincena de julio; pero, llegadas, no han dado respiro y han tenido consecuencias. Sumidos en la tercera consecutiva, ya entrados en agosto, el exceso de muertes atribuidas al exceso de temperatura es de 771, según los datos publicados por el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo), del Instituto de Salud Carlos III, responsable de la vigilancia del efecto de las temperaturas -por exceso y por defecto- en la población. De esta cifra, 750 son personas mayores de 65 años, el colectivo más vulnerable a los estragos del verano.

La cuarta semana de julio, la comprendida entre el 22 y el 28 de julio, ha sido la más dura, con 337 fallecimientos atribuibles a esta causa, según las estimaciones del citado organismo. Los últimos días de julio (del 29 al 31) tampoco arrojan una cifra desdeñable, con 246 casos.

A medida que el mes ha avanzado, las estimaciones de mortalidad han ido creciendo, como se aprecia en la gráfica. En julio se notificaron 32.582 muertes, con un exceso sobre la media de 824 por «todas las causas» y de estas, las 771 citadas, «atribuibles a la temperatura» según el cribado que realiza el sistema.

Una lectura más detallada de las estimaciones revela quiénes son, con diferencia, las personas más vulnerables al exceso de calor. Los ancianos, inevitablemente, por su condición frágil. Las víctimas del calor mayores de 85 años fueron más de medio millar, un 66%.

Esta realidad impone extremar los cuidados con las personas de mayor edad, ya sea en las viviendas particulares o en las instituciones. Y comprender cómo el calor es un acelerante de los estados carenciales de salud ayuda en esta tarea. María Herrera Abian, jefa del departamento de Cuidados Paliativos de los hospitales públicos Quironsalud y profesora de Geriatría y Humanidades en la Universidad Francisco de Vitoria, explica que el origen del empeoramiento físico de estas personas no es otro que la deshidratación provocada por el propio calor. Con la edad, una de las capacidades que se pierden es la de tener sed. «Se les olvida que tienen que beber agua y recordárselo y ofrecerles es una tarea constante que deben cumplir las personas que los cuidan, ya sean los hijos en casa o profesionales en las residencias, porque se deshidratan con facilidad», apunta la especialista.

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