Más mujeres en situación de prostitución en los clubes
Un pequeño local en el que sean explotadas una docena de jóvenes puede generar unos ingresos anuales de medio millón
El número de mujeres que ejerce la prostitución en clubes de alterne Castilla y León se ha incrementado en el último año un 24,% y supera el millar de personas, la cifra más alta del último lustro. También habría que sumar las mujeres que son explotadas en las ciudades en pisos clandestinos y cuyo número se incrementó debido a la pandemia.
Solo el pasado año las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado liberaron en la Comunidad a 30 mujeres que estaba siendo obligadas a prostituirse y en 25 casos pudieron demostrar que las víctimas habían llegado a esa situación tras caer en las redes de una banda organizada de trata de seres humanos.
En los últimos cinco años la Guardia Civil y la Policía Nacional han logrado que 159 mujeres dejaran de ser sometidas en la Comunidad a una de las formas de esclavitud más cruel del siglo XXI, según se advierte en un informe del Ministerio del Interior sobre la trata y explotación de seres humanos al que ha tenido acceso Ical.
El perfil mayoritario de las víctimas de trata con fines de explotación sexual que acaban llegando a Castilla y León es el de mujeres de entre 23 y 27 años procedentes de Paraguay, Brasil, Colombia y países el Este de Europa, en situación de vulnerabilidad y criadas en el seno de familias pobres, que vienen engañadas con la promesa de que tendrán un trabajo digno, aunque en algunas ocasiones, aunque saben lo que les espera, no son conscientes de las condiciones inhumanas que los proxenetas les imponen.
Grupos criminales
En el caso de Castilla y León, detrás de esta denigrante explotación no se encuentran grandes mafias o grupos organizados a gran escala, y sí grupos criminales muy cerrados y pequeños según explica a Ical el jefe de la unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil en la Comandancia de Salamanca, el capitán Antonio Barreiro.
Al frente de los clubes de alternes, al menos en la provincia charra, están personas «autóctonas» que cuentan con pequeñas redes de captación de las víctimas en países de origen, integrada por dos o tres personas, que por lo general son amigos o familiares. Una vez en España, se les comunica la deuda contraída, que suele oscilar entre los 3.500 y los 4.000 euros, y los proxenetas les obliga a trabajar seis días a la semana, con un mínimo de tres servicios sexuales por noche. De media, incluida las copas, el dueño del prostíbulo exige por noche a cada víctima unos ingresos de cien euros. Un pequeño local en el que sean explotadas una docena de chicas puede llegar a generar unos ingresos anuales de medio millón de euros
La Guardia Civil realiza como mínimo dos inspecciones anuales en todos los clubes de alterne de la Comunidad y, mediante personal formado en la trata de seres, mantienen entrevistas personales con todas las chicas.