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Guadalajara, la casa del primer sapiens

Hallados restos en un yacimiento que corresponden al tiempo desde que los neandertales emigraron a la costa hasta el Paleolítico superior hace 27.000 años

Los científicos encuentran evidencias más antiguas de asentamientos de los primeros humanos modernos. JAVIER TRUEBA

Publicado por
J. M. L.
León

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El yacimiento paleontológico del Abrigo de la Malia, en Tamajón (Guadalajara), ha puesto al descubierto las evidencias más antiguas de asentamiento de los primeros humanos modernos en el centro peninsular. Hasta ahora se pensaba que el centro de la península Ibérica había sido un lugar inhóspito e inhabitado durante los primeros milenios del Paleolítico superior. Sin embargo, un equipo internacional liderado por investigadores del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana y la Universidad Complutense de Madrid ha encontrado evidencias de ocupación de humanos modernos hace unos 30.000 años.

El trabajo, que se ha publicado en la revista Science Advances , llena un vacío en el estudio de esta etapa del ser humano y desafía el modelo de poblamiento peninsular que hasta ahora se conocía de los primeros Homo sapiens. Y es que, hasta la fecha, no se había documentado una sola evidencia de presencia humana en el centro peninsular desde que los neandertales migraran a la costa hace 42.000 años hasta la colonización del territorio por parte de los primeros humanos modernos (Homo sapiens), conocidos también como cromañones hace unos 30.000 años, encuadrado ya en el periodo conocido como Gravetiense. Según los autores de este estudio, encabezados por Nohemí Sala y Adrián Pablos, de la Universidad Complutense de Madrid y del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos, respectivamente, «en algunas regiones de Eurasia se ha podido documentar la coexistencia en el tiempo y el espacio de estas dos humanidades. En cambio, en otros lugares, parece ser que hubo un periodo en el que ningún ser humano ocupó el territorio y hubo una tierra de nadie».

La disponibilidad de recursos, el clima o la existencia de barreras geográficas o ecológicas determinaron esta circunstancia. En el caso de la península Ibérica, funcionó como refugio para las poblaciones paleolíticas pero el poblamiento fue desigual, de tal forma que se han hallado numerosos yacimientos del Paleolítico superior en la cornisa cantábrica y también en las costas atlántica y mediterránea.